José Farfán Estrada*
Tanto nadar para morir en la orilla, dice un refrán anónimo, eso es lo que pudiera estar pasando con los pequeños mineros que formalizaron sus actividades, se certificaron con certificadoras internacionales, exportaban su producción regularmente y de pronto por arte de birlibirloque son expulsados y excluidos del sistema bancario.
Podría ser también aplicable al caso un refrán que mi profesora de primaria en el colegio San Juan utilizaba, para darnos a entender que retomemos el camino: “carrera de caballo y parada de borrico”, en efecto, el gobierno nacional y el gobierno regional han incitado, incentivado, estimulado, empujado tanto al pequeño minero para que formalice sus actividades, para que por un ligero susurro, nunca por escrito, los bancos cierren las cuentas corrientes de los flamantes formalizados, empujándolos otra vez al barranco del mercado negro.
Y esta situación refleja una desarticulación tan grande como país, una falta de tejido social que sea capaz de completar la tarea con el último paso de la formalización, que es bancarizar las operaciones, se trata de hacer cruzar el río de la ilegalidad y la informalidad al minero que convencido abraza la formalidad. La informalidad y la ilegalidad en la minería impiden aprovechar el potencial de un sector fundamental de la economía donde abundan: emprendimiento, iniciativa, ingenio, sacrificio y esfuerzo.
Por su parte la SUNAT, se mantiene en tribuna frente a un problema tan grave como es la comercialización del gramo de oro de miles de mineros tradicionales no solo de la región Puno, sino de otras regiones fundamentalmente del sur del país, ¿en qué consiste esta mirada indiferente?, desde el mes de julio del año 2018, se modificó el Decreto Supremo Nº 027-2012-EM mediante el Decreto Supremo Nº 018-2018-EM, que permite la comercialización del gramo de oro, solamente con el uso del DNI y una liquidación de compra, evitando la dificultosa factura, cuyo uso es temido por el pequeño minero individual. Pero ¿qué se requiere para que dicha norma permita la comercialización del gramo de oro de los mineros tradicionales, cachorreros y pallaqueros?, se requiere bajar el descuento de la liquidación de compra que pagaría el minero de 4% a 1%, con 4%, ningún minero tradicional y ningún comercializador en su sano juicio podría realizar compra alguna del gramo de oro, por el bajo precio que recibiría el minero.
Esto origina que ese gramo de oro se vaya a Bolivia o que comercializadores lo compren para comercializar en un boyante mercado negro, total, el minero recibe su pago y el oro sigue fluyendo como el agua, mientras tanto la comercialización se realiza fuera de la ley con la indolencia de SUNAT, que tiene la sartén por el mango para modificar su norma interna que modifique el descuento por impuesto a la renta para la liquidación de compra.
El pequeño minero para alcanzar su formalización documentaria, administrativa ante el gobierno regional debe obtener un contrato sobre la concesión minera o en todo caso ser titular de la concesión minera, debe presentar el estudio ambiental correspondiente denominado IGAFOM, debe presentar el permiso por el uso del terreno superficial, es decir, negociar con el propietario de las tierras donde realiza su actividad, debe obtener el permiso por el uso de aguas, presentar un estudio técnico de como llevará a cabo su operación, afrontar uno y mil líos con otros mineros, la policía nacional a veces ser requerido en las fiscalías de lavado de activos o medioambientales, para que finalmente luego de tales pruebas obtenga el estandarte de ser pequeño minero formal.
Personalmente he entregado varias resoluciones de inicio de operaciones a pequeños mineros mientras me desempeñé como director de Formalización Minera en el Ministerio de Energía y Minas, para luego dejar al minero en posibilidades de realizar una minería sostenible; pero, como hemos señalado, todo ese esfuerzo compartido de gobierno nacional, gobierno regional y pequeño minero podría verse truncado, por los Bancos ya que sistemáticamente se viene cerrando las puertas a los pequeños mineros formalizados, situación mucho más crítica e irresoluble es la de los mineros en proceso de formalización. Todo lo cual empuja a este importante sector a no bancarizar su operaciones económicas y a moverse por debajo de la mesa.
Pero además del esfuerzo de los pequeños mineros a nivel nacional, existen otros tantos, básicamente cooperativas mineras que han logrado certificar sus actividades con organizaciones internacionales, básicamente suizas, como es el caso de la Central de Cooperativas Minero Metalúrgicas de Puno – CECOMIP, la Central de Cooperativas Mineras San Antonio de Poto – CECOMSAP, la Cooperativa Minera Limata, y otras tantas en camino de certificar sus actividades internacionalmente como la Central de Cooperativas Trapiche, la Comunidad Campesina de Ananea, y otros tantos, la pregunta cae de madura: ¿vale la pena el gran esfuerzo?, para contestar esta pregunta los bancos, la Asociación de Bancos, la Superintendencia de Banca y Seguros y la Unidad de Inteligencia Financiera, deben jugar el partido y no satanizar una actividad tan importante para zonas en las cuales no existe ninguna otra actividad y en las cuales los mineros hacen su mejor esfuerzo por legalizarse.
La tarea por lograr que el sector de la pequeña minería sea incluido legalmente dentro del aparato productivo es una tarea de largo aliento, iniciando por persuadir al minero de que abrace la formalidad, a pesar de los costos que ello puede implicar; pero debe hacerse y para ello el gobierno nacional, el gobierno regional y los pequeños mineros deben estar muy comprometidos, pero además de ellos los bancos tienen la palabra, “sin banco, no hay formalización ni regularización que valga”. “el mejor guerrero no es el que siempre triunfa, sino el que vuelve sin miedo a la batalla”
*Coordinador de Gestión Territorial y Recursos Naturales de REMURPE y profesor de la UPC
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