Por Carol Briones Martínez*
Se habla mucho, y se habla a diario sobre la lucha contra la violencia, la igualdad de género, la equidad en el trato; y la importancia de la educación se hace cada vez más clara.
Esta semana, un vídeo nos deja una muestra de lo lejos que hemos llegado y de lo necesario que es trabajar en el empoderamiento femenino y el desarrollo y fortalecimiento de los valores masculinos.
Este vídeo muestra una pareja (luego se sabría que tenían un hijo juntos), en una escena perfectamente normal, hasta que el hombre vuelca su vaso de cerveza en la espalda de la mujer. Y eso fue sólo el aviso de lo que vendría, los golpes se sucedieron enseguida.
¿Qué es importante destacar?
Primero, la nula reacción de la mujer ante la agresión inicial (la cerveza en su espalda); esta ausencia de reacción nos hace notar que esta mujer ya estaba sometida y acostumbrada a estas actitudes violentas.
Sabe que debe quedarse quieta para que la violencia no crezca y aun así, ocurre.
Segundo, decide no denunciar; es evidente que está asustada. Y el miedo es una de las emociones más poderosas que hay.
Tercero, el agresor al ser sometido por un testigo de la escena, finge desvanecerse y se vuelve un manso y sufrido gatito. Muestra clara de su cobardía.
Pero quiero concentrarme en ella. Decíamos que el miedo es una emoción extremadamente poderosa; el llamado primario es aquel miedo natural que nos ayuda a alejarnos del peligro; éste, sin embargo es secundario o aprendido, se desarrolla a partir de una conducta condicionante, en este caso la violencia.
Y ese miedo no es sólo hacia su agresor; el miedo se extiende a los hijos, a la posibilidad de perderlos; a ser juzgada por la sociedad; a no tener un lugar dónde vivir; a ser maltratada durante el proceso de denuncia; a no tener la capacidad de sobrevivir si el agresor es el sustento familiar, y finalmente a ser acosada con mayor intensidad después de denunciar. Es miedo en su máxima expresión.
Y ahí estamos sentadas viendo ese vídeo y criticando a la mujer porque no tiene el valor para denunciar y enfrentar el miedo; porque a nosotras no nos pasaría.
Pues malas noticias, puede sucedernos. Quizá no hayas recibido un golpe; pero si te hicieron renunciar a tus amigos, si te hicieron dejar de subir fotos tuyas a redes, si tuviste que aceptar quedarte en casa porque en ese trabajo viajas mucho y si te dijeron que todo lo hacen por amor y lo aceptaste; déjame decirte que estás en el mismo lugar con diferencia de tiempos y escenarios.
Entonces la solución no es la crítica; el primer atisbo de solución es el apoyo, el soporte emocional, la contención.
A partir de ello podemos empezar a trabajar en el desarrollo y la recuperación de la autoestima, en recuperar la fuerza y el poder interior de la víctima.
No juzgues tanto y ama más. Porque las plumas de Maat desaparecieron junto con Osiris.
*Coach empresarial y de vida
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