Texto y fotografías Pablo Novoa Álvarez
El 18 de diciembre de 2018, en horas de la noche, recibo por mi Facebook una petición de amistad de un joven ingeniero civil peruano de 23 años, residente en un pequeño poblado de la provincia de Puno y llamado Alexander Quispe. Con formas muy amables me confiesa que estudió y se graduó en la Universidad Nacional del Altiplano de Puno, hace cerca de tres años, justo cuando yo estaba dando una conferencia sobre uno de mis libros en el Paraninfo de la Facultad de Ciencias Sociales de dicha universidad, a estudiantes y profesores de la Escuela de Antropología, y creyendo que este joven había estado presente en mi conferencia, lo acepté como amigo. Durante varios días me escribía de forma muy reservada, como ocultándome algo, que a la vez quería decir. Sabiendo que yo viajaba a Perú el 1 de febrero, el 18 de enero me envía seis imágenes de fotos satelitales de una serie de figuras geométricas, en su mayoría circulares, diciéndome que eran de una pampa de la región de Puno, no muy lejos del poblado donde vivía con su familia. Cuando recibo las imágenes no salía de mi asombro, pues por las medidas que me transmite de las figuras, es un hallazgo increíble y desconocido en los medios arqueológicos mundiales.
El tamaño de las figuras va desde cerca de los cuarenta a casi doscientos ochenta metros de diámetro, con respecto a la gran mayoría de las figuras, casi todas ellas con formas de combinaciones circulares y excavadas en tierra por enormes trincheras, lo que facilita su visión vía satélite, difiriendo en su modo de realización con las conocidas Líneas de Nazca, por lo que es casi probable que fueran hechas por una cultura desconocida hace miles de años.
Al principio me muestro muy escéptico y acepto con reserva que las figuras pudieran existir en la provincia de Puno, a pocos kilómetros del mítico Lago Titicaca y que no fueran conocidas hasta el momento. Me puse en contacto con Alexander y le dije que como viajaba a Perú en pocos días, me confirmara la existencia de las figuras, enviándome las coordenadas de las mismas, para yo poder verlas y convencerme de la existencia de esas extraordinarias muestras arqueológicas, y realizar desde Lima un viaje al departamento de Puno, pues tenia previsto tomar un vuelo unos días antes para hacer unas investigaciones arqueológicas en el departamento de Cusco. El joven se muestra receloso y desconfiado de enviarme dichas coordenadas, por lo cual rompo mi relación con él, creyendo que me había engañado con la existencia de las figuras. Es así como el día 30 de enero recibo una comunicación de Alexander, pidiéndome disculpas y contándome que la noche anterior había tenido un sueño donde veía las figuras sobre tierra ‘in situ’, y que yo era ‘el elegido’ para ir con él a conocerlas sobre el terreno, enviándome al otro día las coordenadas de la zona donde se asientan una docena de grandes figuras excavadas en tierra, y otras más pequeñas. Compruebo por medio de un programa de foto-satélite su existencia, no saliendo de mi asombro al ver la nitidez de las diversas figuras en el lugar de las coordenadas que me dio. Le comunico que el día 13 de febrero estaré en Puno por varios días, desde donde viajaré al terminar mis investigaciones arqueológicas de una semana en el Departamento de Cusco.
El día 8 de febrero viajo desde Lima a la ciudad de Cusco para reunirme allá con la psicóloga y el estudiante de segundo año de arqueología de la universidad de Jaén, España, mi buena amiga Beatriz Lamata, soriana de nacimiento y numantina de corazón, con la cual había quedado en mi país para hacer unas investigaciones arqueológicas en la región de Cusco, y posteriormente trasladarnos a la ciudad de Puno, para durante unos días investigar y conocer a fondo los extraordinarios geoglifos, que me había dado a conocer el amigo Alexander por fotografías satélite. El día 12 por la noche viajamos por autobús desde la ciudad de Cusco a Puno durante toda la noche. Al mediodía del día 13 quedamos delante de la preciosa catedral de la ciudad capital del lago Titicaca, con nuestro querido amigo descubridor de las grandes figuras de la pampa de Puno.
Con mucho entusiasmo y abrazos nos saludamos y entre los cuatro, Beatriz, Andrea, Alexander y este servidor, decidimos programar la expedición en busca de los grandes geoglifos desconocidos del departamento de Puno, una región con muchos restos arqueológicos y con mucho misterio de historias y leyendas del pasado. El resto del día lo dedicamos a ver los fabulosos desfiles del carnaval donde participan miles de personas y gran cantidad de grupos y cofradías de toda la región. En algunas vestimentas y danzas pudimos observar la riqueza etnográfica del pasado de los indígenas de la región, y recrearnos con un ambiente del pasado, preludio de lo que nos depararía el día siguiente con la visita a las maravillosas figuras terráqueas realizadas en la pampa puneña por un pueblo desconocido, hace quizás miles de años.
En la mañana del día 14 bien temprano, nos trasladamos en un colectivo público a la población de Ilave, a menos de una hora de la ciudad de Puno, ahí alquilamos un vehículo con chofer, pues nos internaríamos por diversas vías sin asfaltar, en mal estado y con mucho barro por las lluvias recientes. Llegar a donde nuestros móviles rastreaban las coordenadas previstas y encontrar la mayoría de las figuras vistas por satélite no fue fácil, pues tuvimos que recorrer varios kilómetros para encontrarlas y un gran barrizal nos impedía caminar con soltura por el lugar, pues nuestros pies se enterraban. Como era una llanura completamente plana nos era muy difícil encontrar las figuras, gracias a que teníamos línea de internet y con las coordenadas pudimos ubicarlas. Tuvimos suerte poco más de media hora después, por pistas infames detectamos una de las mas grandiosas figuras, de casi ciento cincuenta metros de diámetro y compuesta de varios círculos concéntricos, con grandes surcos excavados en la tierra. A pesar de que había llovido se encontraban muy bien conservados y algunos surcos con bastante agua. Al llegar nos abrazamos con emoción de haber alcanzado nuestra primera meta, pues temíamos que las fotos satélites tuvieran varios años y algunas figuras hubieran ya desaparecido. La pampa donde se asientan las diversas figuras, en su mayoría circulares, mide unos ocho kilómetros cuadrados y se encuentra situada entre los poblados de Thunco y Caritamaya, ambos pertenecientes al distrito de Acora, en la provincia de Puno. Toda la llanura se encuentra rodeada de pequeñas elevaciones montañosas y el grandioso Lago Titicaca a unos seis kilómetros de distancia. El chofer que nos acompañaba y morador de la zona estaba sorprendido y emocionado, pues no conocía esas extrañas figuras terráqueas.
Estuvimos tres días trabajando en la zona, gracias a que no llovió pudimos cumplir con nuestra meta de conocer, medir y fotografiar ocho de los grandes geoglifos, sabemos que hay otras figuras mas pequeñas en zonas cercanas, así como una laguna donde también se ven estructuras debajo del agua. Igualmente tenemos evidencias de que existen algunos geoglifos cerca de la ciudad de Juliaca, a una hora de la ciudad de Puno y a poco más de hora y media de donde ubicamos las figuras de la provincia de Acora. Los geoglifos que estudiamos, medimos y fotografiamos, son todas figuras circulares, la mayor de ellas la conforman dos figuras de círculos concéntricos, uno mayor que el otro, comunicados por cuatro grandes canales, que le da un total de 288 metros de longitud. Las otras figuras circulares concéntricas, casi todas con surcos que conforman radios y diámetros miden 148; 143; 139; 131; 81,1; 59,8 y 39 metros de diámetro respectivamente. La profundidad de los surcos va desde los 15 a los 40 centímetros de profundidad, aproximadamente, y los surcos entre dos y casi tres metros y medio de ancho.
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