Daniel Rojas Bolívar, poeta y médico graduado de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Su intención es especializarse en epidemiología.
¿Qué te motivo a escribir un texto fuera del campo académico de la medicina?
Aportar desde una perspectiva crítica; exponer y cuestionar la formación médica en un hospital, desde mi perspectiva como interno. Ahí me di cuenta de muchos casos de abusos de autoridad y negligencia por parte de algunos médicos.
¿Cuánto tiempo te llevó escribir el diario?
Seis meses, desde mitad del año pasado hasta diciembre.
Mantienes el nombre del nosocomio y el tiempo de esta etapa en reserva, ¿por qué?
Ahí (en el texto) expongo situaciones reales desde una forma crítica, si planteaba la investigación pidiendo el consentimiento del hospital, utilizando encuestas y entrevistas, iba a resultar sesgado.
¿Qué carencias viste en el hospital?
Como sucede en muchos hospitales del país, allí no había tomógrafo, por lo que los pacientes tenían que recurrir a laboratorios privados.
Tampoco habían pruebas de embarazo.
}¿De qué forma observaste los abusos de autoridad de los médicos?
Existen casos de discriminación hacia algunos pacientes, problemas de interculturalidad en los que no se toma en cuenta el idioma de estos.
También existen muchos casos de abuso de autoridad de los jefes y médicos residentes hacia los internos. Hay jerarquías, pero los abusos no deberían darse.
Es usual imponer castigos al ordenar cubrir guardias en la noche u otros turnos, es un problema grande porque luego, el interno replica este comportamiento más adelante con sus pacientes.
}Entonces, ¿ese abuso de autoridad ejemplificado es luego adquirido por sus practicantes?
Claro, es un problema porque se normalizan esas actitudes, hay otras investigaciones que también tocan el tema como el “Habitus Médico” de Roberto Castro. La manera de tratar a los pacientes es desde la formación de la facultad.
Se tiende a atribuir problemas a los pacientes en los resultados de los tratamientos. Como las excusas de que “el paciente no toma sus pastillas”.
}¿Te tocó vivir una experiencia como esa durante tu internado?
En mi segunda semana, cuando aún no estaba muy preparado, el residente me ordenó tratar a una señora con shock séptico (infección). Ella estaba bajo mi responsabilidad y yo me sentía desamparado.
La traté en trauma shock durante 9 horas, pero al final la señora falleció, muy difícil y frustrante.
También observé ocasiones en las que otros médicos falseaban datos de los pacientes.
}¿Cuál fue uno de los momentos más difíciles de asimilar en esta etapa?
Ver morir a mis pacientes. Por ejemplo, una vez que trabajamos en un equipo de cinco para una intervención, desde las 8 de la mañana hasta las 3 de tarde. Pero vimos que el señor no era apto para el procedimiento de transfusión.
Dimos nuestro mejor esfuerzo, pero como el paciente no podía recibir la transfusión, solo nos quedó esperar que este muriera sin poder hacer nada.
}¿Notaste algún patrón o aspectos en común entre tus compañeros?
Observé un patrón debido a que no hay aún la preparación suficiente para asumir el internado, es muy común cometer errores en los primeros dos meses.
Luego el rendimiento aumenta, pero hasta el sexto o séptimo mes los internos bajan su rendimiento, tienden a aburrirse de la rutina.
Llega un momento en que ver la muerte de los pacientes se normaliza. Incluso se hace humor negro de algunas situaciones como “a la cama 300 le dicen el portal porque el paciente va a morir”.
}¿Crees que en la facultad de medicina se da la formación necesaria para dar un trato humano a los pacientes?
Existen cursos de ética y bioética pero estos no son suficientes. Se ven temas como los abortos y principios de justicia, pero es diferente la situación cuando uno como médico empieza a trabajar y tener un trato directo con sus pacientes y colegas.
}¿Qué fue lo más importante que te enseñó tu formación durante el internado?
En la parte académica observé la realidad de la salud pública, sus deficiencias y esa fue mi línea de investigación.
En lo personal vi la vida de una forma diferente, viví de cerca el fallecimiento de las personas y aprendí a lidiar con la incertidumbre
En lo profesional, ver desde una óptica social el servicio médico.
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