Por Guillermo Yaguno*
Desde que América Latina retornó a la democracia, como sistema de gobierno, encierra expectativas y aspiraciones frustradas. Al punto de estarse preguntando si la democracia es la vía para cambiar la realidad regional latinoamericana.
Una realidad que ha postergado la agenda y es debate de los temas pilares para el desarrollo local. Hay una promesa incumplida de la democracia que inspiraba justicia, libertad, igualdad.
En este sentido, esta promesa es entendida como un proceso, una meta.
La democracia obviamente, por sí sola y reafirmada en la Carta Magna, no brindará los frutos que esta alberga. Necesita de sus actores políticos, civiles y fuerzas vivas (grupos de poder económico) para transformar nuestros países.
Un indicador del malestar de la población y la crítica al sistema político, es la percepción de justicia en la tasa de distribución de la riqueza que cayó de 26% en 2013 a 16% en 2018, según el informe Latinobarómetro 2018.
Ante la pregunta de ¿para quién se gobierna? Las respuestas no son alentadoras, toda vez que los gobernantes llegaron al poder por la vía democrática, pero no respondieron a los intereses de las mayorías.
En 2018, el 71% de los latinos, cree que se gobierna para unos cuantos grupos poderosos y sus beneficios propios. El caso más contundente es lo que ocurre en Brasil, donde el 90% de sus ciudadanos afirman que se gobierna para unos pocos, un país que ha visto envuelta a su clase política y empresarial en la corrupción más alta de todos los tiempos.
Para el caso nuestro, un 85% de los peruanos manifiesta también que se gobierna para un reducido grupo social.
América Latina, ya viene mostrando desde hace una década, una insatisfacción creciente con la democracia, de 50% en 2008 a 71% en 2018. Los insatisfechos no ven una solución a sus necesidades en este sistema.
El Perú no escapa a esa realidad, solo el 9% se siente satisfecho con la democracia. En ninguna región del continente hay una mayoría satisfecha. Las quejas de corrupción, incompetencia, mal desempeño, pesan sobre la democracia, situación que podría dar espacio a propuestas populistas, autoritarias y personalistas distantes de los márgenes democráticos.
Decíamos líneas arriba que la democracia como sistema necesita de sus actores políticos, es decir, de los partidos políticos, pero si éstos apenas obtienen la confianza de un 13% en Latinoamérica, la crisis de los partidos políticos se presenta nuevamente, es más, en algunos países la confianza y la esperanza casi no existe.
En El Salvador bordea el 5%, Brasil 6%, Perú 7% y la cosa se agrava si del Parlamento se trata, ya que solo el 20% confía en este poder del Estado. Y dentro de esta confianza, para el caso peruano, nuestro Congreso está en última posición con un 8%.
En ese contexto, la clase política de nuestra América Latina, experimenta una nueva ola de crisis de partidos políticos que va más allá de su sistema de partidos, e involucra a la misma democracia. Un 15% reclama en América Latina un gobierno autoritario, en el Perú 18%. Estamos advertidos.
*Periodista
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