Fernando (Puno, 38 años). Doctora, acudo ahora a su consejo porque temo que no sé cómo enfrentar el problema que me aqueja. Le confieso que antes no se me hubiera ocurrido siquiera que esto me pasara, y menos a esta edad de mi vida.
Le contaré rápido y de forma sencilla mi caso: desde joven siempre perseguí la belleza femenina. Todas, absolutamente todas, me parecen hermosas. A todas las mujeres les encuentro siempre detalles que las hacen especiales y queribles. Por eso, y por ese ansia natural de querer estar con alguna de ellas, me decidí por estudiar enfermería, hace ya muchos años atrás.
Al principio mis amigos se burlaban, pero luego me envidiaron. Mi época universitaria, sin embargo, no fue muy feliz. Todo “comenzó” para mí cuando hice mi internado y tuve compañeras en el turno nocturno. Tal vez porque nos aburríamos, terminé encamándome con muchas de ellas. Ellas, por extraño que parezca, no querían nada al día siguiente conmigo y solamente me trataban como un amigo, como el amigo de siempre.
Así pasaron los años. Me titulé, me nombré, y continué con ese “estilo de vida”, sin tener a nadie a mi lado. Y cuando todo parecía que seguiría así, conocí a alguien. En realidad ella siempre estuvo ahí, pero yo no le daba la importancia debida. Se trata de la hija del dueño del restaurante donde siempre vamos a comer con mis colegas. Es tan sensual, doctora, que no puedo evitar imaginarla entre mis brazos, teniendo momentos de placer.
Sin embargo, continúo con lo de siempre: con las noches largas y los eventuales encuentros sexuales con algunas de mis compañeras, con el ansia de ser siempre libre y no tener compromisos… Tal es así, que no sé si ir tras la joven que conozco desde hace unos siete años (debe tener ahora 23 años).
MAYU RESPONDE
Fernando, trata de calmarte y centrar tus pensamientos y sensaciones. Como lo veo, tienes deseos sensuales y nada más. En primer lugar, trata de acabar con esa rutina que llevas por las noches y luego piensa seriamente en tu futuro. Suerte.
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