Sabemos que el perro tiene una larga tradición de amistad con el hombre, desde que salimos de las cavernas, ellos ya nos acompañaban. Fue entonces con el pasar de los siglos que el humano domesticó a este noble animal, sin embargo, la importancia de los canes fue creciendo y esos lazos de amor y respeto se eternizarían mediante los rituales que muchas culturas les rendirían, e incluso trascenderían el mundo material, ya que fueron escogidos como fieles acompañantes hacia el otro mundo, mención aparte merecen las tradiciones de deidades relacionadas a ellos, como ejemplo encontramos a Anubis en el Panteón Egipcio.
Según las hipótesis más conocidas, sobre la población de América, los arcaicos cánidos provenían de África y habrían alcanzado nuestro continente a través del estrecho de Bering, hace varios miles de años.
EL PERRO PERUANO
De acuerdo a las investigaciones, el perro peruano, conocido también como perro calato, llegó al Perú en el año 300 a.C. y es gracias a los trabajos arqueológicos que en el año de 1987 es encontrado junto a la tumba del Señor de Sipán, se dice que el esqueleto de este animal se encontraba a un costado de las osamentas de las concubinas y de los sirvientes.
También podemos encontrarlos en las representaciones que aparecen en los ceramios de distintas, culturas preincas, como Vicus, Mochica, Chancay, Sicán, Chimú entre otras.
En 1987, el arqueólogo Walter Alva descubrió ‘Huaca Rajada’, la tumba de un personaje moche importante a quien llamó el Señor de Sipán, grande fue la sorpresa cuando encontró al rey, rodeado de los esqueletos de ocho varones, dos mujeres y un perro.
Según los estudiosos, el perro peruano de color negro, participaba de las ceremonias dedicadas a la luna, pues el color negro para ellos representaba la pureza. Estos animales tenían un valor muy importante, porque al igual que en otras culturas eran considerados como guías que ayudan a cruzar a las almas hacia el otro mundo.
Investigando sobre este tema encontré la siguiente leyenda: “Un día el dios Aiapaec (dios degollador mochica) se encontraba muy aburrido de ver a las almas de los mortales, deambular perdidas sin poder encontrar el camino hacia el mundo de los muertos, entonces tomó un poco de las sombras y un poco de arena, formando con ello un animal, siendo este oscuro como las sombras del mundo de los muertos y a veces un poco claro como la arena y le dio el nombre de Viringo y se lo entregó al hombre Muchik, para que sea su compañero incluso más allá de la muerte”.
En culturas preincas como la Mochica, Moche, Vicus, el perro peruano fue un animal sagrado, cada vez que moría un personaje importante también se sacrificaba a un perro, para que este le sirva de guía, es así que ocupó un lugar muy importante en los mitos, leyendas y obras artísticas de las culturas precolombinas que anticiparon a la cultura Inca.
EL PERRO AREQUIPEÑO
En el sur de Perú hace algunos años, en una excavación arqueológica en Ilo, se encontraron más de 40 perros enterrados, en algo así como un cementerio dedicado exclusivamente para ellos, la noticia es de importancia mundial, puesto que no existe precedente de una construcción mortuoria dedicada a un uso exclusivo de canes, lo que prueba que los chiribayas que se extendieron también por Arequipa, mostraban un culto y aprecio muy especial por este animal.
Las tumbas están datadas entre los años 900 y 1350 d.C. Según los expertos los antiguos chiribayas creían en una vida después de la muerte. Los perros ayudaban al pastoreo de llamas y alpacas, estos fieles compañeros a su muerte recibían un trato especial, para su viaje al otro mundo; eran envueltos en mantos y acompañados de comida a modo de ofrendas en sus tumbas; en algunos casos eran colocados junto a sus amos.
EL PERRO INCA
En mi reciente viaje de investigación a la ciudad del Cusco, y mientras realizaba una entrevista a Florentino Suma, un estudioso de las construcciones de los Incas, me llamó la atención una historia que me contó. Según me dijo el perro peruano era adorado por los antiguos señores del Cusco, a tal punto que su silueta estaba integrada a las formaciones de varias paredes de lugares sagrados, templos y calles de la ciudad imperial, en una especie de culto. Además me dijo que los Incas creían en la vida después de la muerte y que los nobles andinos incluso eran enterrados junto a sus perros.
Quedé sorprendido por la historia, y aunque tenía entre las manos una fotografía con la figura del q’ara alqo, prácticamente incrustada entre las piedras megalíticas y anacrónicas de Sacsayhuaman, quería conocer más y le pregunté si tenía información extra o algún estudio que complemente estos conceptos, me dijo que si, que me diera una vuelta por el Museo del Inka, que allí encontraría algunos perros momificados.
El museo del Inka se encuentra ubicado en pleno corazón del Cusco, se dice que fue la casa de Huáscar en el incanato, alrededor de 21 salas son las que integran la gran casona colonial del almirante, si quieres recorrerla en su totalidad te tomará alrededor de dos horas, casi a mitad del recorrido, en un escenario recreado cual si fuera un enterramiento o una tumba real y bañado por una luz infrarroja, logré divisar al sagrado animal a un costado de otra momia.
Gracias a la generosidad de uno de los guardias del museo, es que logré tomar unas fotografías, que las comparto con ustedes, el lugar se encontraba aislado por una pared con pequeñas ventanas para poder mirar hacia adentro del recinto, eso dificultó que la instantánea salga con mayor detalle.
Recorrer el otrora palacio del monarca del Cusco, hoy repleto de objetos maravillosos, y toparme con este descubrimiento que les doy a conocer, me llena de gran emoción, podemos decir ahora con total seguridad que el ‘Perro Peruano’, es parte ya de la idiosincrasia del hombre moderno de estas tierras, y posee un pasado milenario.
Según algunas crónicas, el ‘Perro Peruano’ o ‘Sin Pelo’, siempre ocupó un lugar importante, sobre todo en la época incaica. Acompañaba a los mensajeros como parte de la guardia real, también era considerado «guía de las almas en su viaje al más allá».
Al ser su piel muy vulnerable a la luz solar, en aquella época, la gente del pueblo debía encerrar a sus canes por la noche, para que los perros de los nobles puedan caminar libremente. También era para evitar los cruces entre los perros de los incas y otras razas menos nobles.
Durante el día, los perros de la gente del pueblo estaban en la calle y los perros de los incas estaban encerrados en condiciones de lujo eso sí, permanecían en la sombra, en una choza rodeada de orquídeas. Esta costumbre les valió, por otra parte, los sobrenombres de «Perro de Orquídea de los Incas» y de «Flor de la Luna».
Con todo derecho, decimos que el Viringo Peruano, se encuentra custodiando el camino al sagrado Hanan Pacha o mundo de los espíritus, no hay duda que la Cultura Inca debería estar incluida dentro del estudio de la historia universal.
Algunas características y usos del perro peruano:
Su piel puede tener diferentes tonalidades de piel como el negro, rubio claro, marrón y gris y no tienen pelo en el cuerpo, en algunos casos se puede encontrar pelo en la cabeza a manera de mechón y en la punta de la cola, al no tener pelo, se debe tener mucho cuidado al exponerlo al sol, para que no se le irrite la piel, tienen que usar bloqueador solar.
Son perros especialmente recomendados para personas que tienen alergia a los animales, pues estos no presentan pelo y además no tienen olor, ni pulgas.
La temperatura de su cuerpo es como una bolsa de agua caliente, por esta razón lo consideran como medicinal para las personas que sufren de dolor de huesos y reumatismo.
Son perros muy limpios, inteligentes y muy hábiles, podemos decir que es la mascota indicada porque gustan de los niños. Si se animan a tener un perro peruano como mascota, tienen que quererlo mucho y mantener siempre hidratada su piel y él les brindara mucho amor.
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