La mañana del 19 de mayo de 1967, Stephen Michalak, mecánico aficionado a la geología, había acudido al Parque Provincial de Whiteshell con la esperanza de encontrar una veta de plata en los alrededores del lago Falcon (Manitoba, Canadá). Sobre las 12:15 horas observó en el cielo dos luces de color rojo que se aproximaron hasta su posición.
Entonces el testigo comprobó que se trataba de 2 artefactos en forma de disco. Uno de los platillos voladores aterrizó a menos de 45 metros de distancia del mecánico, mientras su compañero se perdía entre las nubes.
El objeto pasó del color rojo, al naranja para terminar mostrando un aspecto metálico de color gris, que al testigo le pareció: “acero inoxidable ardiendo” con un brillo dorado. En el ambiente se percibía un olor parecido al azufre y un sonido como un silbido. Convencido de que aquello era una nave de otro mundo, Michalak se acercó hasta el platillo que podía medir unos 11 metros de largo por 6 metros de alto.
El testigo vio una puerta abierta y su interior estaba fuertemente iluminado, con paneles de multitud de colores. Cuando estuvo a unos 18 metros de distancia escuchó dos voces conversando en el interior del artefacto.
La parte externa del disco estaba muy pulida sin ningún tipo de uniones o remaches En esos momentos el mecánico utilizó varios idiomas (ruso, alemán, italiano, francés, ucraniano, y por dos veces el inglés) para intentar llamar la atención de los supuestos tripulantes del platillo. Sin embargo Michalak no pudo observar a ningún ocupante en su interior. Entonces colocó su mano sobre la superficie del disco y su guante se derritió.
En ese mismo instante, por una especie de respiradero de forma rectangular, de 22 centímetros de alto por 15 centímetros de ancho, surgió un escape que le quemó su camisa. Mientras Michalak se arrancaba su prenda aquejado de un fuerte dolor, el disco despegó rápidamente hacia el cielo.
De camino al hotel donde se hospedaba sufrió varios malestares. Junto a un fuerte dolor de estómago y un dolor de cabeza, el testigo tuvo sudor frio y vómitos. Sobre su estómago quedaron visibles las marcas circulares provocadas por el escape del platillo volador. El encuentro duró más de 40 minutos.
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