Indolente. Rubén Calsín Roque (19), asesino confeso de la joven madre Jhomara Erika Cruz Mayta (22), reveló las razones que lo condujeron a cometer semejante atrocidad durante el interrogatorio al que lo sometieron las autoridades que investigan el caso.
Según los efectivos de la policía de la Depincri Juliaca, Calsín Roque mantenía una relación sentimental con Erika, aunque no de manera estable.
Al ser cuestionado por el crimen, el joven dijo que lo hizo por cólera, ya que ella lo humilló. En consecuencia, aceptó que actuó por venganza.
Los efectivos, de su parte, informaron que en la vivienda del asesino encontraron un arma blanca, el cual habría sido utilizado por este para atacar a la joven madre.
Algo que se corroboraría con la necropsia de ley, que reveló que el cadáver de la mujer presenta tres heridas punzocortantes en el cuello.
En la habitación de Rubén Calsín se encontraron también un zapato, la cartera y los documentos de identidad de la infortunada fémina, además de rastros de sangre de esta, todo lo cual lo incrimina, según los peritos de Criminalística.
HECHO
La mañana del lunes 20 de mayo, Erika Cruz salió de su casa rumbo a su centro de trabajo, donde habría cumplido sus funciones con normalidad; sin embargo, no retornó a su domicilio en horas de la tarde, tal como acostumbraba.
Según se pudo conocer, ella se dirigió a un centro de diversión nocturna (discoteca), donde posiblemente se encontró con su victimario.
Las autoridades presumen que, bajo los efectos del alcohol, ella se fue con su verdugo hasta la avenida Normal, donde vive este último, sin presagiar su fatal destino.
Allí, según confesó Rubén Calsín, habrían sostenido una acalorada discusión. Erika le reclamó varias cosas, al tiempo de humillarlo verbalmente, motivando que él tomara la despreciable decisión de matarla.
Y así lo hizo con el primer ataque. Le incrustó un cuchillo en el cuello, provocando su deceso. Después, inexplicablemente, mantuvo el cadáver durante dos horas en su habitación, pensando en sus próximos movimientos.
Tras esto, según confesó, consiguió dos sacos de polietileno con los que cubrió el cuerpo de Erika; sin embargo, su traslado era muy complicado sin una unidad vehicular. Debido a ello, los peritos presumen que Rubén actuó en complicidad de terceras personas.
Luego de conseguir el apoyo de un vehículo menor, el asesino subió el cadáver y ordenó que fueran hasta el puente Chiri, desde donde lo arrojó sin piedad.
Se cree que la corriente de río Coata arrastró el cuerpo metros más bajo, hasta donde finalmente fue encontrado, hace unos días.
El representante del Ministerio Público reveló que el asesino dijo tener una conviviente en estado de gestación, la misma que, en el momento del crimen, se encontraba fuera de la ciudad de Juliaca.
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