León Trahtemberg
La sobre exigente educación inicial peruana, que no logra darle una plataforma de éxito escolar a nuestros niños, propone 5 áreas curriculares y 14 competencias desagregadas:
Personal social: construye su identidad; convive y participa democráticamente en la búsqueda del bien común; construye su identidad, como persona humana, amada por Dios, digna, libre y trascendente, comprendiendo la doctrina de su propia religión, abierto al diálogo con las que le son cercanas; se desenvuelve de manera autónoma a través de su motricidad.
Psicomotricidad: se desenvuelve de manera autónoma a través de su motricidad.
Comunicación: se comunica oralmente en su lengua materna; se comunica oralmente en su lengua materna: lee diversos tipos de texto en su lengua materna; escribe diversos tipos de texto en su lengua materna; crea proyectos desde los lenguajes del arte.
Matemáticas: resuelve problemas de cantidad; resuelve problemas de forma, movimiento y localización; indaga mediante métodos científicos para construir sus conocimientos; resuelve problemas de cantidad; resuelve problemas de forma, movimiento y localización.
Ciencia y Tecnología: indaga mediante métodos científicos para construir sus conocimientos.
Competencias transversales a las áreas: se desenvuelve en entornos virtuales generados por las TIC; gestiona su aprendizaje de manera autónoma.
Erika Christakis en “The Importance of Being Little” (Cap. 4) se pregunta qué pasaría si se re escribiera todo el currículo de educación inicial y sus competencias de un modo más holístico, al estilo finlandés, planteando solamente tres metas educativas fundamentales: 1) Promoción del bienestar personal; 2) Refuerzo del comportamiento responsable y las relaciones adecuadas hacia los demás; y 3) Alentar el desarrollo gradual de autonomía.
Este currículo está organizado en función del juego, movimiento, exploración y auto expresión a través de los diferentes lenguajes y formas peculiares de actuar y pensar de los niños, y alentar su bienestar y autoimagen. Solo tienen orientaciones curriculares para darle a los educadores un marco para organizar experiencias, situaciones, provocaciones, ambientes y soporte que deberán ofrecerles a los niños para su aprendizaje y desarrollo. No hay contenidos específicos ni desempeños que todos los niños deban adquirir o producir porque se enfoca lo que los niños van haciendo conforme se desarrollan individualmente.
¿No podría este enfoque garantizar mejor la acogida que necesitan nuestros niños como antecedente a su vida escolar?
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