El acceso a la tecnología en las aulas en pleno Siglo XXI es una imperiosa necesidad, pero nuestra realidad impide el conocimiento y aprendizaje.
Ante esta necesidad que toma otro matiz en la relación estudiante-profesor, Juan Cadillo, docente e ingeniero de sistemas, finalista para el Premio ‘Mejor Maestro del Mundo’ (2017), Palmas Magisteriales en grado de Maestro (2015), nos explica el significado de la tecnología en el aula y sus beneficios para el estudiante.
LAS TIC EN EL AULA
En 2017, el Ministerio de Educación introduce en el Currículo Nacional de la Educación Básica, la Competencia 28 sobre los entornos virtuales generados por las TIC (Tecnologías de Información y Comunicación).
“No había una referencia en el uso de la tecnología en las aulas y la Competencia 28 nos da una idea para trabajar con los estudiantes. El cuello de botella que se está teniendo para su implementación es la conectividad del internet, que por su costo hace imposible su instalación en colegios de la zona urbana y sobre todo rural”, sostiene Cadillo.
Es notoria la brecha que existe en nuestro país, y el especialista sostiene que es posible acortar las distancias.
“La brecha que existe en tecnología en el país es grande. Necesitamos de una inversión masiva en infraestructura y preparación constante a los docentes”, dice.
Además, Cadillo hace hincapié en la conectividad. “No es posible que estemos en pleno Siglo XXI donde se dice que todos estamos conectados, pero esto no se ajusta a la realidad”.
Los maestros en un inicio tienen miedo de integrar todos los elementos tecnológicos, por experiencias negativas.
“En las primeras experiencias se encontraron fallas en los equipos, sin una solución inmediata, retrasando el desarrollo de la clase, regresando al método tradicional. Yo les aconsejo a los docentes a no desanimarse, mientras más fallas, más se aprende. No debemos tener miedo a aplicar las tecnologías”.
EXPERIENCIAS
En 2001, se trató de implementar el programa Huascarán en los colegios pero no fue lo que se esperaba.
“No tuvo el impacto esperado. Los especialistas de ese entonces confundieron el camino y fracasó. Se entregaron equipos sin capacitar sostenidamente a los maestros para su retroalimentación”, observó.
Es por ello que en el taller que ofrece la Fundación Telefónica, los maestros aprenderán a convivir con la tecnología en el aula. “Vamos a enseñarles a solucionar los problemas de conectividad y prever nuevas alternativas en su uso diario. Mientras el docente no lo aplique, no lo va entender”, señaló.
USO DE LOS CELULARES
Juan Cadillo señala que el uso del smartphone es vital y que puede reemplazar a un ordenador.
“La solución está en los celulares, que mediante aplicaciones como el Google Sciense, sin necesidad de conexión a internet, podemos transformarlo en un laboratorio usando los sensores del celular”, recomienda.
Del mismo modo, fue muy enfático en señalar que los directores y docentes deben relacionarse más con la tecnología.
“Nadie ama lo que no conoce. Los directores deben entender que existen muchas aplicaciones que pueden ser útiles en las aulas, y que en función a lo que necesiten los docentes en el aula se pueden utilizar las herramientas para el aprendizaje”.
Sobre la exploración de los niños de las tecnologías recomendó evitar su uso antes de los 5 años.
“Los niños tienen mayor afinidad a la tecnología. Hay estudios que nos indican que los niños menores de 5 años no deben utilizar celulares”, advirtió.
“Existe una sobre estimulación del cerebro que hace que esté pegado a la pantalla, eso se conoce como estímulo-respuesta. Cuando los chicos van a las aulas la motivación es lenta y pueden tener dificultades en el aprendizaje”, indica Cadillo.
“Se sobreestimulan y tienen que recurrir a la ayuda profesional para su tratamiento. Se deben establecer franjas horarias para su utilización”, señaló.
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