Por César Millán, el “encantador de perros”
Hace mucho comenté el hecho de que los vagabundos de Los Ángeles están entre los mejores líderes de la manada que yo he visto. Conducen a sus perros solo con su energía, sin correa ninguna, y sus perros los siguen. Estas personas tienen una misión muy sencilla: moverse constantemente y hacer lo que sea necesario para sobrevivir. Su energía se refleja en su misión, y al mismo tiempo en la misión de su perro.
Antes de que la civilización comenzase a reducir los territorios animales, obligándolos a volverse más agresivos para sobrevivir, la mayoría de animales, incluso las bestias más temibles sobre la faz de la tierra, tenían por naturaleza miedo del hombre. Lobos, leopardos, leones y elefantes comprendían instintivamente que los humanos tenían algo de lo que ellos carecían: una combinación de energía poderosa, instintiva, psicológica e intelectual, lo cual suplía el hecho de que el Homo sapiens fuera más lento, más débil y careciera de dientes o garras con los que poder luchar. En la actualidad, los humanos modernos bajamos a la tienda y compramos unas correas y unos collares estupendos y muy especiales que creemos que nos aportarán más control sobre el animal, cuando en el fondo lo que ocurre es que la mayoría de nosotros hemos perdido la energía instintiva que la naturaleza nos concedió en un primer momento. Hemos olvidado lo que nuestros ancestros sabían sobre los animales: que el único modo inapelable de derrotarlos era utilizando la mente.
A lo largo de los años de civilización, el hombre ha inventado miles de herramientas para controlar o influir a distintos miembros del reino animal. Algunas de esas herramientas se consideran ahora inhumanas, y otras siguen en uso. Estoy seguro de que en el futuro seguirán desarrollándose todo tipo de herramientas, pero nunca existirá una mejor que la que ya tienes en tu interior. No hay obra de arte en el universo mejor que tú en ese sentido. Recuerda que formas parte de la Madre Naturaleza y que posees la habilidad de conectar con ella en cualquier momento. Tu identidad en el mundo animal es tu energía, y la energía no tiene límites. La clave está en aprender a descifrar el código y ponerte en contacto con el animal que llevas dentro de ti. Tu energía es la herramienta número uno que puedes emplear cuando desees controlar o influir en el comportamiento de tu perro.
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