Mariely Loaiza/Arty Gómez
Todos los pueblos del altiplano peruano celebran el Año Nuevo Andino, Musuq Wata (quechua) y Machaq Mara (aymara), actividad festiva de raíz tradicional y de importancia cultural para la población altiplánica, respaldada por la resolución directoral del Ministerio de Cultura que declara esta celebración de Interés Cultural desde el año 2014.
A las 03 de la madrugada, en frente del monumento del Inca en el tradicional cerro Huajsapata, se dispone la mesada, una lliclla de colores, coca, pan, claveles rojos, blancos y vino, chicha, forman parte de un inicio ceremonial que nos conecta a la Pachamama y que en nuestras venas corre su sangre.
A pocas horas del que el padre Sol (Inti) se asome por el lago Titicaca, el Apu Runa quien dirige la ceremonia, dispone de las ofrendas que son acomodadas en medio de la leña y la bosta, productos oriundos de nuestra región los cuales desfilan para ser parte del sagrado ritual.
A la espera de los primeras autoridades Walter Aduviri Calisaya gobernador regional y Martín Ticona Maquera alcalde provincial de Puno, el frío hace que muchos beban una copa de chicha o vino o algunos mastiquen su coca alrededor de la ofrenda.
Poco a poco el cielo va aclareciendo, con ello muchos rostros se muestran conocidos, Gobierno Regional, Municipalidad Provincial de Puno, la Dirección Desconcentrada de Cultura, funcionarios y primeros representantes empiezan con la ceremonia, al ser alzada la chua o bandeja en la cual el humo limpia y purifica a las personas que formarán parte del ritual.
El Apu Runa, menciona que ya son 17 años desde que esta celebración se hizo pública, iniciando en Yunguyo frontera de Bolivia, pero que fue una costumbre de siempre “las costumbres son nuestras, de todos y nadie es dueños de ellas”. Acotó Apu Runa.
Asimismo Apu Runa en compañía de las sacerdotisas que se dieron cita desde México, Argentina y Chile acompañan la ceremonia. 2 Sullus (fetos de alpaca) pieza especial de la ofrenda los cuales son presentados a los apus tutelares de Puno.
Los Sullus representan la dualidad arriba y abajo, bien y mal, varón y mujer, Sol y Luna en cual al no nacer encierran su alma que será liberada mediante el fuego apoyado del sebo del animal, que una vez consumido irán en busca de un cuerpo en el cual nacer.
Próximos a la salida del Sol, la ofrenda es encendida, acompañado con el alcohol y el vino las poco a poco se unen a fuego, Apu Runa, primeras autoridades y la población extienden las manos en dirección a la salida del Sol, energía y el encuentro con el Tata Inti (Padre Sol).
Y en su nueva iluminación, al encontrarse con la Pachamama (Madre Tierra), Mama Quilla (Madre Luna) y Mama Cocha (Madre del lago), en medio de plegarias del Apu Runa los buenos deseos se extienden para que consagrados con los primeros rayos del Sol sean bendecidos.
Largos minutos en los cuales el los rayos del sol alumbran los rostros y con fuerte voz se pronuncian ¡Kausachun Puna! (Viva Puno) ¡Jallalla Puno! en iamara adornados por el ondear de las banderas del Tahuantinsuyo.
Una vez concluida la bienvenida el fuego es apaciguado por el vino, para así conocer si la ofrenda fue recibida y saber que nos dice a durante el año. El Apu Runa en su predicción menciona que tiempos de dificultades se vienen para las primeras autoridades de la región hasta el mes de noviembre. La agricultura no fue exenta de este mal presagio, el clima no será favorable pero que a finales se tendrá buena producción.
Al final como es de costumbre el jolgorio del inicio del año nuevo andino es acompañado con el tradicional fiambre, acompañado de todas las personas como hermanos, consumen la papa, el chuño el queso, la carne y las conocidas tortillas o como le dicen toctoche. ¡Feliz Año Nuevo Andino!
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