Todos los días Félix Flores sale de su vivienda ubicada en el distrito de Yarabamba para ir a almorzar al comedor ‘Santa Teresa de Calcuta y Beata Ana de los Ángeles’, ubicado en la Santa Catalina, Cercado. Pese a la distancia, le resulta más económico.
A sus 78 años se desempeña como campesino y no cuenta con los medios necesarios para solventar sus alimentos diarios.
La fila para recibir los alimentos empieza desde las 11:00 horas. Hoy el almuerzo es sopa de arroz, moqueguano de carne y cochayuyo, de postre una mandarina y de refresco mate de hierba luisa.
Esta comida en parte subvencionada por personas que donan víveres, es el pan de al menos 130 personas de escasos recursos que llegan hasta los ambientes que los acogen como si fuese su propio hogar.
Alicia Vizcarra Menacho, administradora del lugar, los espera desde hace más de 10 años para atender a cada uno y alcanzarles un plato de comida.
“Conozco a la mayoría, vienen continuamente. Por su edad y las pensiones que reciben no les alcanza”, comenta.
Unos llegan antes que otros para ayudar a preparar el almuerzo y ordenar las mesas. Pero minutos antes del mediodía todos se reúnen en una pequeña Capilla para agradecer por los alimentos que van a consumir.
Aquí el menú no resulta ser un gran banquete como en lujosos restaurantes, pero los ambientes del comedor son acogedores y manos para su atención es lo que sobra.
Ítalo Chávez, es el hombre que posee la habilidad de preparar el menú diario.
Junto a otros voluntarios cocina en grandes ollas y a temperaturas insoportables, pero mantienen el buen humor pero sobre todo se preocupan por cocinar con amor.
Lleva realizando esta labor desde hace 12 años. Para él no hay imposibles y, de lunes a sábado, se las ingenia para elaborar platillos con los ingredientes que tiene en la alacena.
“A veces nos donan carne. Ahí si mejora el ‘rancho’ o en ocasiones especiales (risas)…. Pero siempre tratamos de variar los platillos”, dice.
El menú es supervisado por una nutricionista que apoya cada 15 días y se preocupa porque contengan los nutrientes necesarios.
NECESITA APOYO
Pero el comedor que vive de la caridad, atraviesa quizá uno de sus peores momentos.
Requiere el apoyo de la población y de diferentes instituciones que a través de donaciones de víveres ayuden a continuar alimentando a los más necesitados.
Muchos de los que llegan, son los olvidados de la sociedad. Adultos mayores que no cuentan con el apoyo de sus familiares y también personas con problemas de discapacidad.
Aquí no se le niega un plato de comida a nadie. Los asiduos comensales llegan de diferentes conos: Hunter, Paucarpata, Socabaya, Cono Norte, Yarabamba, entre otros distritos.
La administradora del comedor, Alicia Vizcarra comenta que cuando una persona ingresa por primera vez se le realiza una pequeña evaluación socio económica.
“Los evaluamos y empadronamos para conocer los problemas que atraviesan”, comenta.
Como en cualquier hogar, aquí también se reparten los quehaceres entre los adultos que aún pueden valerse por sí solos.
UNA FAMILIA
Otro caso peculiar en el comedor Teresa de Calcuta, es el de Alfonso quien una vez al mes llega desde Yauri, ciudad ubicada en el departamento de Cusco.
Él junto a sus dos hijos, quienes padecen de problemas de esquizofrenia, llegan hasta Arequipa para recibir tratamiento médico y posteriormente acuden a consumir sus alimentos.
“Atendemos casos de personas que viven solas, a esposos, padres e hijos. Infinidad de historias que tienen algo en común… Que es la necesidad de alimentarse”, señala la administradora.
Algunos reniegan de su mala suerte, otros agradecen a Dios a través de la imagen de Teresa de Calcuta, que desde un extremo del comedor permanece vigilante de los usuarios.
Son ocho mesas populares donde comparten los más humildes.
No sólo hacen falta víveres sino también utensilios de cocina. Además de bandejas, pocillos y vasos de acero inoxidable.
“Solo tenemos 75 bandejas. El año pasado renovamos pero aún faltan unas 100. Agradeceríamos si nos pueden apoyar con 50 tasas”, señala Vizcarra Menacho.
También es necesaria la donación de ropa de abrigo pero en especial de calzado tanto para varón como para mujer.
Sus ambientes se visten de fiesta en fechas especiales como el Día de la Madre, del Padre, aniversario de Arequipa y Navidad.
No sólo “mejora” el almuerzo sino que también se realiza un pequeño agasajo con el que los comensales olvidan los malos momentos que atraviesan.
El 13 de junio el comedor Teresa de Calcuta cumplió 14 años de fundación y no cabe duda que desde ese entonces continúa siendo el verdadero restaurante del pueblo.
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