Columnista: Katherin Mamani
Las formas de percibir el Allin Kawsay por las mujeres, estimula y garantiza la interacción de la familia con la comunidad, con un objetivo alcanzable: “estar bien todos”. Y esto, ¿qué significa? Pues asumir que la convivencia sea armónica en un primer término, pero las aproximaciones se remiten a postular que el rol de los conceptos de cosmovisión y las herencias de convivencia, efectúan eco en concebir la vida; sin embargo, no solo se trata de tradición, sino de una muestra de que las formas de organización propia han sabido adaptarse al espacio-tiempo y constituirse, claro está con diversas variantes, en función a las lógicas propias.
Alejandro Diez sitúa a la percepción de las mujeres sobre el Allin Kawsay, como una estrategia de convivencia y argumento clave para canalizar la interacción con la familia y la comunidad y, sobre todo, para el cuidado de los hijos, animales, bosques, caminos, aguas, etc., más asociados a la producción, regulación y reproducción de la vida comunal.
¿Qué hay del poder político de la política formal? Los pueblos andinos, en un primer término, no pretenden tomar el poder ni el Estado; esta afirmación, en la actualidad, tiene fuertes discusiones, ya que se manifestaron participaciones políticas de hombres y mujeres andinos.
Efectuando balances, prioritariamente las percepciones femeninas del Allin Kawsay tienen rasgos de gestión comunal, asumiéndose la postura del Allin Kawsay, como el bienestar y protección del ambiente, y el cuidado para futuras generaciones. Debido a ello, se asume que dichas acciones, plasmadas en una comunidad política, son formas de hacer política, argumento que decae frente a posiciones de que la mujer andina-rural tiene bajos niveles de participación política, centrando la mirada solo a la participación política en cargos públicos. Se advierte que se deben visualizar las formas de hacer política, esas nuevas formas de inaugurar la política desde su matriz productiva, y las relaciones de poder.
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