Yamel Romero Peralta*
Haciendas tradicionales como Huyro, Pucuto, Pistipata (Familia De La Torre Romainville); Cartavio y Paramonga (W. R. Grace & Co.), Casa Grande (Familia Gildemeister), Roma (Familia Larco), El Choloque, La Pared, Panfurri, Arenal (Familia Muro), Cayaltí (Familia Aspíllaga), Pucalá (Sociedad Vda. de Virgilio Dallorso), Pomalca (Familia de la Piedra), Tumán (Familia Pardo), Laredo (Familia Chopitea), Huando (Familia Graña) y Calipuy (Familia Ganoza), pasaron a ser cooperativas administradas por los trabajadores.
Pero estas haciendas que fueron expropiadas, tuvieron muchos lauros ante el mundo, como los complejos azucareros que pusieron al Perú como potencia mundial de producción de azúcar, contando en esa fecha con tecnología de punta, la producción de lana fina de ovino Merino de exportación, que ganó en el año de 1957 el primer premio a la calidad de lana en el Congreso Mundial de Lanares en Inglaterra, con lanas del fundo de mi abuelo Julio Romero Oblitas en Nuñoa, quien fue el primer importador de ovinos Merino Australiano en 1912, o la famosa Naranja Huando de fama Internacional, de la hacienda Huando, la calidad del te Huyro de la hacienda del mismo nombre, la mejor fibra fina de alpacas seleccionadas, etc.
Lo que queda ahora en nuestro país, es lo mismo que quedó en México y la ex Unión Soviética, un agro quebrado, parcelado, de subsistencia, donde se ha enraizado la extrema pobreza, por lo que se han abandonado las tierras dejándolas en manos de adultos mayores, ya que la gente joven tuvo que emigrar a las grandes ciudades para trabajar como vendedores ambulantes, contrabandistas, en la minería informal, narcotráfico y delincuencia.
Se han tenido que cambiar los hábitos alimentarios en favor de las grandes corporaciones de importadoras de alimentos, como pollo, fideos, comida chatarra, leche en polvo recombinada con químicos.
Ayer 24 de junio, se recordaron 50 años de la implementación de la Reforma Agraria en el Perú, durante la dictadura del gobierno militar, con los resultados ya claros. Pasamos de ser un país netamente agrario y con pleno abastecimiento alimentario y paz social, en la época de las haciendas, a ser un país minero, dependiente de la importación de alimentos, inmersos de una violencia terrorista primero, y ahora la inseguridad ciudadana galopante y desbordada en las ciudades.
*Exalcalde de Arequipa
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