Por Bladimiro Begazo Begazo
Por nuestro día, maestros y maestras, es necesario saber la verdad de los hechos porque es común escuchar a los enemigos del Sutep, que sus dirigencias nunca han conseguido nada para el magisterio peruano.
Por eso siempre los han acusado de ‘traidores’, cuando, la verdad de los hechos señala lo contrario y más bien son estos calumniadores los que siempre han pretendido dividir el gremio magisterial y se han aliado con los sucesivos gobiernos de derecha.
Haciendo memoria señalaremos que en 1984, en el segundo gobierno del arquitecto Belaúnde, se efectuó una sacrificada huelga nacional indefinida, que comprendió huelgas de hambre, marchas de sacrificio, toma de locales públicos y otras medidas de lucha.
La huelga culminó con la promulgación de la primera Ley del Profesorado 24029, la entrega de la Derrama Magisterial (que en ese entonces se hallaba quebrada) al Sutep, Sideps y un representante del Ministerio de Educación en el directorio, se reconoció legalmente al gremio magisterial y se logró también el no descuento por los días de lucha.
Pero por el incumplimiento de esta ley en 1990, a finales del primer gobierno aprista, el Sutep impulsó otra huelga nacional, arrancando en pleno proceso huelguístico la modificación de la Ley del Profesorado y su promulgación de la nueva Ley Nro. 25212 que contenía prácticamente todo el pliego de reclamos como son: aumentos salariales, el pago por los 25 y 30 años de servicio del docente, la ampliación de los beneficios del D. Ley 20530 a todos los maestros que ingresaron a trabajar hasta el 31 de diciembre de 1980, se estableció el pago del 30% por dictado de clases.
Se acordó también el pago por labor en frontera, altura, zonas rurales y otros beneficios que se encuentran establecidos en los artículos 13 y 16 de la Ley 25212, sin embargo, los enemigos del Sutep de ayer y hoy, siguen insistiendo con sus acusaciones malignas, con la diferencia de que ahora también son beneficiarios y son los primeros en reclamar como si les hubiese costado algo conquistar estos derechos, porque en esos años eran más bien ‘amarillos’.
En este sentido, es conveniente señalar a los autores de estas conquistas: al Sutep y sus dirigentes encabezados por José Ramos, Olmedo Auris, Soledad Lozano, Julio Mendoza, que se encontraban en huelga indefinida; a los diputados de Izquierda Unida, Bladimiro Begazo Begazo, César Barrera Bazán, Óscar Felipe Ventura, Tany Valer Lopera, Henry Rondinel y otros.
Además, a los diputados apristas Alejandro Ponce Rodríguez, el ‘Chino’ Arenas, Norman Arellano y a la bancada de AP que trabajaron el lobby del proyecto de ley, que fue aprobada en la Cámara de Diputados sin discusión alguna, pasando al Senado sin lectura del acta, donde también hicieron lo mismo, por lo que el presidente García la promulgara sin objeción alguna. Muchos de estos diputados eran profesores.
Esta es la verdad de los hechos. Algunos de los autores de la Ley 25212 ya murieron, pero otros todavía viven, y si hay alguna duda, pueden preguntar mayores detalles a los sobrevivientes.
*Exdiputado por Arequipa
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