Por Bartolomé Cabrera Álvarez
El concepto calidad es una expresión de moda que la mayoría de gente menciona, especialmente en el sector Educación.
Según Lafourcade, 1988, citado por Valdés, 1999. Manifiesta que calidad en sentido general, ha sido objeto de múltiples definiciones, cada una de las cuales, se centra en uno o algunos de sus rasgos más importantes.
Aunque su esencia está relacionada con el grado de satisfacción que ofrece algo (un producto, servicio) a necesidades materiales o espirituales de los hombres.
Es un concepto evaluativo, porque “averiguar la calidad de algo exige constatar su naturaleza y luego, expresarlo de modo que permita una comparación”.
Nosotros podemos decir que la calidad es el grado de satisfacción que experimentan nuestros estudiantes en los procesos de aprendizaje.
Pero ¿en nuestras instituciones educativas están trabajando con calidad? Para que así sea, tendrían sus directores que monitorear a sus docentes, quienes cumplen un papel muy importante al evaluar esos procesos de aprendizaje y de la infraestructura y material educativo que disponen.
En todo ello, la actitud que debe asumir el maestro es súper dinámica porque debe acompañar permanentemente a sus estudiantes, evaluando si la actividad o actividades planteadas de aprendizaje, están logrando los propósitos propuestos.
Debe aplicar una evaluación formativa que le permita reflexionar continuamente si sus estudiantes están aprendiendo o no. Lo mismo tendrá que hacer el estudiante si están aprendiendo y para que le sirve lo que están aprendiendo.
Esta reflexión mutua del maestro y del estudiante le va a permitir al docente, cambiar de actividad o de estrategia, y/o de lo contrario, retroalimentar las debilidades que va observando en su estudiante, actuando siempre en forma asertiva para optimizar la toma decisiones en busca de la calidad que se requiere.
Esta metodología de trabajo está estrechamente asociada a la medición de los aprendizajes de los alumnos, en tanto a los procesos y resultados de los mismos.
Pero la calidad no solo tiene que ver con los aprendizajes de los estudiantes, sino también con la infraestructura del local escolar, la misma que debe reunir todas las condiciones necesarias para que los estudiantes se sientan cómodos.
Además, debe contar con todos los materiales educativos que ayuden al logro de los propósitos de la sesión de aprendizaje.
De esta forma el docente estaría asegurando que su trabajo se realice con eficacia y relevancia, en el logro de los procesos y resultados de aprendizaje esperados y por consiguiente de calidad.
Por tanto, la calidad en las instituciones educativas de nuestra región será posible cuando el docente sea más activo y logre cambiar de actitud. Que sea más comprometido en su quehacer docente y que las instituciones educativas tengan una mayor autonomía institucional para diagnosticar e identificar problemas, buscar soluciones, tomar decisiones, revisar y mejorar los procesos.
Además de un cambio importante en el modelo de dirección de los centros educativos y de esa manera con seguridad estaremos logrando la calidad que tanto necesitamos en nuestro país.
*Doctor en Educación
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