“Recuerdo es aquella imagen del pasado que se tiene guardada en la memoria; por tanto, la memoria es la capacidad para almacenar, retener y recordar información, es la función cerebral que gracias a las conexiones sinápticas entre las neuronas nos permite retener las experiencias pasadas”.
Nuestros recuerdos son lo que somos, lo que nos hace tomar las decisiones que tomamos, actuar como actuamos y amar como amamos. No seríamos nada sin nuestros recuerdos; pero, ¿es posible recordarlo todo?
La respuesta es NO, pero podemos tomar medidas para que cuando llegue el momento de echar la vista atrás, tengamos la mayor cantidad de recuerdos posible a nuestro alcance. ¿Cómo se hace?.
1.- LOS RECUERDOS Y EMOCIONES.
Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que la parte más importante de un recuerdo es la emoción o emociones que trae consigo. Seguro que te ha pasado que un determinado olor te evoca un momento concreto del pasado. O un perfume que te recuerda a una persona muy cercana a ti en el pasado.
Todos los recuerdos llevan consigo una o varias emociones asociadas. Los que vienen con emociones más potentes, miedo, asco, ira, tristeza, nostalgia, felicidad, etc, son los que más perduran en nuestra memoria. Son precisamente las emociones las que consiguen que aprendamos de nuestras experiencias y vivencias para que, en el futuro, sepamos tomar las decisiones que nos vayan a provocar un estado emocional más placentero.
2.- RECORDAR TODO ES POSIBLE
Ya que nuestra memoria no funciona como una cámara de vídeo infinita. De ser así, nos sería muy difícil tomar decisiones con rapidez, y viviríamos con una “mochila” emocional demasiado compleja. Recordamos muchas cosas, y la mayoría de ellas nos vuelven a la memoria al enfrentarnos a una situación concreta. Por ello, nuestra memoria es selectiva, y pesa más el aprendizaje que extraemos de nuestros recuerdos que el recuerdo en sí. Esto hace que aprendamos a diferenciar entre lo que nos hace sentir bien y lo que nos hace sentir mal, y a elegir siempre el camino que nos lleve a sentirnos mejor. Lo malo es que una gran cantidad de recuerdos fantásticos de nuestra vida, sobre todo de nuestra infancia, vayan quedando enterrados en los más profundo de nuestra memoria y, con el tiempo, nos cueste discernir si se trata de una vivencia real, o de una imaginaria.
3.- EL QUERER RECORDAR
Las fotos, videos son nuestras mejores amigos, y también las de nuestros hijos. Si hemos tenido la suerte de tener unos padres aficionados a la fotografía, y nosotros hemos sido un poquito organizados, es posible que contemos en alguna estantería con un tesoro de valor incalculable llamado álbumes de fotos.
Lamentablemente, la mayoría de los recuerdos que tenemos de nuestra infancia provienen de fotografías.
4.- ORGANIZARSE PARA TENER RECUERDOS.
Por ello, la organización de nuestros recuerdos son importantes como capturarlos. Es un trabajo que es mejor ir realizando poco a poco. Si hemos hecho un viaje y tenemos las fotos en nuestro móvil y en el de nuestra pareja (si es un viaje en pareja), lo mejor es volcarlas al ordenador al llegar a casa y poner en una carpeta independiente aquellas que pertenecen al viaje en concreto.
Recuerda
Disfruta el presente como lo que es, un regalo que te da la vida para forjar lo que quieras que sea tu historia, tu vida y tu biografía.
Mayumi Riveros
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