Por Carol Briones Martínez*
Hoy recibí una noticia espantosa; un amigo muy querido, un ser humano maravilloso y lleno de luz, tomó la más trágica de las decisiones, esa sin retorno. Quiero que esta columna sea un homenaje a lo que fue su vida y que sirva a su vez para estar atentos a quienes amamos.
El suicidio y la ideación suicida son fenómenos complejos; en ambos casos la persona siente que el problema que lo aqueja sencillamente no tiene solución, el vacío se hace inmenso, la soledad acuciante y el silencio se ve como la única opción. Existe un temor muy grande de ser juzgado o sentirse incomprendido.
En el caso de la ideación suicida, es probable que logremos percibir los cambios de conducta previos; la introversión, la incapacidad de conectarse con el entorno, la necesidad de aislarse, falta de sueño, disminución de la libido; todas conductas que se pueden reconocer en alguien con quien convivimos o conocemos muy bien. Es importante acercarse a la persona que nos preocupa y algunos especialistas recomiendan preguntar directamente: ¿Estás pensando en el suicidio? Es muy probable que la persona responda con honestidad, escúchalo entonces sin juzgarlo y trata de llegar al fondo de su sensación de incomprensión. También puede suceder que lo niegue o esquive la respuesta, pero eso te dará oportunidad también de explorar su estado emocional. Muchas vidas pueden salvarse si nos conectamos emocionalmente y nos olvidamos de la frase: el suicidio es para cobardes.
La persona que ha caído en un estado depresivo no necesita ser tildada de cobarde, necesita mas bien contención, tratar de llegar a lo más profundo de sus emociones y generar una red de soporte que haga que la persona se sienta apoyada y comprendida en sus momentos más oscuros. Reúne gente amada a su alrededor y traten de estar todos pendientes de sus necesidades y su progreso, es muy importante orillar al depresivo a una terapia que sirva para irse deshaciendo de la carga que normalmente lleva en silencio; mientras exista a si alrededor gente dispuesta a escuchar es probable que logremos ganar espacios de recuperación.
En el caso del suicidio repentino, éste suele ocurrir tras un evento que parece ser el fin para el suicida, se siente acorralado y sin oportunidades, sin posibilidad de solucionar el problema; puede ser un problema de dinero, la muerte súbita de alguien amado, el final de una relación, un asunto de salud; cualquiera de ellos puede llevar a alguien a tomar una decisión de terribles consecuencias. Debemos estar atentos a los problemas por los que pasan nuestros seres amados; una mala calificación puede ser motivo de regaño para un papá y el final de la vida para un niño demasiado exigido; una adolescente que ha perdido a su amor, puede sentir que no tiene futuro; un adulto preso de una deuda muy grande puede sentirse acorralado y creer que no hay alternativas. No podemos minimizar ninguna de estas emociones ni tacharlas de tonterías; debemos ponerle atención a cada hecho y hacerle saber a quienes amamos que nada es más importante para nosotros que ellos. Y así debe ser.
Dile a quienes amas cada día lo que sientes, hazles saber que siempre estarás ahí para apoyarlos, que todo se puede solucionar y que estarás ahí para hacerlo juntos. Díselos ahora, porque quizá no haya un mañana.
En memoria tuya Diablito… vivirás en nuestros corazones
*Coach empresarial y de vida
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