Por Yamel Romero Peralta*
Las circunstancias más inimaginables hace solo unos años, se han dado y ocasionado un terremoto político sin precedentes en nuestra historia republicana en los últimos años, que estoy seguro, cambiará las reglas del juego político en forma irreversible.
Por lo pronto, el elenco estable de la política tradicional ha caído y sus seguidores más cercanos no podrán contener la ola de cambios que exigen sus colectividades políticas.
En este contexto difícil de cambios, se encuentra nuestro presidente Martín Vizcarra Cornejo, quien valiéndose de sus mejores capacidades y habilidades políticas, no solo para llegar al poder, sino ahora para mantenerse en él, está tratando de definirse un perfil propio como estadista.
Pero según veo y percibo, alejándose de su entorno original del partido, con el que salió elegido vicepresidente y de los aliados ocasionales que lo ayudaron a llegar a asumir la presidencia, por obvias razones de higiene política.
Dentro de los sectores que lo apoyan políticamente en este momento, están personajes vinculados a la llamada izquierda caviar, sectores empresariales importantes, los grandes conglomerados de la prensa nacional según sea sus intereses, fujimoristas tibios y apristas de base, que lo conocieron años atrás como miembro de una familia aprista muy respetada en Moquegua.
Además, operadores políticos que estuvieron cerca de su gestión como presidente regional y nuevos colectivos minoritarios pero con presencia mediática.
Como sus adversarios más encarnizados están, la izquierda comunista radical proterrorista, los fujimoristas duros, los apristas alanistas y sectores vinculados a la Iglesia católica que no ven con buenos ojos su apertura a minorías, así como los oportunistas políticos que ven con él, un gobierno débil que podría fácilmente ceder ante sus presiones para ascender, aprovechándose políticamente o disimular y ocultar sus limitaciones y fracasos propios, así como el rechazo que estas generan en sus regiones, caso evidente, en Arequipa.
Esta es la hora y su prueba de fuego, para poder demostrar su personalidad, templanza y entereza, así como su liderazgo, para poder sortear con éxito los escollos en los que se encuentra y sacar al país de la recesión y falta de crecimiento económico, demostrar principio de autoridad para no dejarse arrinconar con los extremistas y finalmente estabilizar el país para lograr las reformas propuestas y arribar a 2021 con optimismo y en franca recuperación moral.
*Exalcalde de Arequipa
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