Diálogos con René Víctor Calsín Anco
Historiador, con Maestría en Literatura y Doctorado en Ciencias Sociales. Director del Instituto de Investigación y Promoción Educativa José Antonio Encinas (IPEJAE). Fundador y expresidente del Centro Cultural Andino. Coordinador del Colectivo Regional de Educación Comunitaria. Ejerció el cargo de Prefecto del departamento de Puno (2012-2015), autor de los libros: Historia de Puno, tomo I; Bodas de Diamante de la provincia de San Román; Virgen de la Candelaria, la festividad; Capachica, pueblo de origen puquina; Historia de Azángaro; Encinas, el maestro; Historia de Ayaviri; Manuel Núñez Butrón y el Rijcharismo; y de 16 opúsculos. Director de las revistas Pandilla Puneña y Qaluyo. Próximos libros: Historia de Puno (tomo II) y Churata, el profeta del Ande (tomo I).
Luis Abel Rodriguez Limachi
¿El conocimiento histórico es una herramienta política de reivindicación?
Es una buena herramienta, porque la historia es una materia transversal y reflexiva. En la interdisciplinaridad, los estudios históricos se relacionan con numerosas disciplinas, entre ellas la política. El maestro José Antonio Encinas decía: “La Historia del Perú, puesta en las manos de los indios, constituye un verdadero programa político”.
¿El historiador administra el pasado desde el presente?
El historiador tiene una incidencia directa y decisiva en la reconstrucción del pasado. Es más, es indisoluble la asociación entre pasado y presente o viceversa, inclusive con el futuro. El pasado es necesario no solo para comprender el presente, sino para el propio presente y para las acciones que se cumplen en él, en palabras del historiador francés Marc Bloch: “La ignorancia del pasado no se limita a dañar el conocimiento del presente sino que compromete, en el presente, la acción misma”.
¿Cuál es la diferencia entre la “memoria colectiva” y el “registro histórico”? ¿Se han superpuesto una a la otra?
A mi parecer, el ‘registro histórico’ y la ‘memoria colectiva’ son fundamentales y complementarios, son como las dos caras de una moneda, los dos forman una unidad. El registro histórico está asociado más a la educación escolarizada, a la academia; en tanto, la memoria colectiva a la educación comunitaria. Un caso ilustrativo de memoria colectiva, es la recopilación que hizo Garcilaso de la Vega, de la memoria de dos suyos, del Qollasuyo y el Contisuyo, sobre la expansión de las poblaciones asociadas al lago Titicaca y la fundación del Cusco.
¿Cómo define su experiencia como historiador?
Como tediosa, incomprendida, revitalizadora y gratificante; esta experiencia me convirtió en un historiador que se sustenta en el rigor y en la identidad. El libro Un ensayo de escuela nueva en el Perú, cambió mi existencia, provocó un replanteamiento de mi proyecto de vida, puesto que pasé de los números a las letras, mis estudios de pregrado son en Ingeniería Química; sin embargo, estudié una maestría en Literatura, mención Análisis del Discurso, y un doctorado en Ciencias Sociales. Mi primer libro de historia data de 1994. Los 25 años de experiencia en historia y el conocimiento de las ciencias naturales y las ciencias sociales consolidaron mi formación y mi práctica, han definido mi proceder histórico, orientado a la historia local y regional, como a la visión panorámica y holística.
¿Qué rol debe desempeñar el historiador ante el Bicentenario?
Primero, pensar y repensar sobre los sucesos ocurridos en el proceso de la independencia del Perú y su repercusión actual y en el devenir. Segundo, socializar sus investigaciones para contribuir en la forja y el desarrollo de la conciencia histórica y crítica en la población, principalmente en las nuevas generaciones.
¿Qué lugar tiene la historia puneña en la construcción y reconstrucción de peruanidad?
La historia puneña cumple un papel relevante en la construcción y la reconstrucción de la puneñidad y la peruanidad, considerando que en esta región están los orígenes de la sociedad inka y del Perú. Los cronistas, caso de Felipe Guamán Poma de Ayala, Garcilaso de la Vega y Martín de Murúa, detallan el rol de pacarina del lago Titicaca y la migración de las poblaciones altiplánicas hacia el valle del Vilcanota para instaurar la sociedad inka. También, varios historiadores sustentan que el Perú logró ser libre efímeramente en tierras puneñas y en tiempos coloniales.
¿El progreso ciudadano está ligado al conocimiento histórico?
Definitivamente hay ligazón. Cuanto más se conoce el pasado y el presente hay un mejor anhelo por un porvenir venturoso, hay mayor garantía para forjar y formar ciudadanía. El conocimiento histórico no sólo nos permite encariñarnos e identificarnos con un determinado contexto geográfico, sino que posibilita construir y reconstruir ciudadanía.
¿En qué condiciones y escenarios culturales asumimos el Bicentenario?
Las condiciones actuales son poco alentadoras, puesto que están signadas por una crisis económica, política, moral y ambiental, en estos últimos años se hizo más evidente la corrupción, advertida ya en siglos pasados, caso de la famosa frase de Manuel González Prada. El escenario cultural tampoco es alentador, no obstante la gran tradición y la variada riqueza cultural que ostentamos, como los significativos logros culturales que provienen fundamentalmente de esfuerzos personales. La cultura está relegada; no hay consenso entre los integrantes de la comunidad histórica, las autoridades y la sociedad civil organizada; hay serias deficiencias en la concreción de las políticas culturales.
¿Qué personajes puneños han trascendido en la historia?
Hay numerosas personalidades, algunas alcanzaron nombradía universal. Citemos a cuatro, a Juan Bustamante, el precursor en numerosas acciones; al maestro José Antonio Encinas, de una formidable formación académica y, sobre todo, de una extraordinaria experiencia pedagógica, fructífera en todos los niveles educativos; al escritor Gamaliel Churata, que instauró un movimiento de repercusión mundial y que vertebró una corriente literaria, la literatura andina (hoy el autor de El Pez de Oro es estudiado en numerosos países y en varias lenguas); al médico Manuel Núñez Butrón, que generó un movimiento de salud y educación en el medio rural, cuya repercusión rebasó las fronteras peruanas y continentales, para la Organización Mundial de la Salud es “el pionero de la atención primaria en el mundo”. Las tres últimas personalidades puneñas, combinaron y amalgamaron sobriamente la tradición y la modernidad.
¿Existen algunos discursos históricos que hacen apología del olvido, es decir, la historia empleada para ocultar a sectores relegados?
La historia oficial cumple ese papel, oculta información relevante, sesga los contenidos curriculares, es memorística, pasiva, centralista y elitista. Así, la historia más reciente es peligrosa para los gobiernos, no se aborda el período de la subversión, menos el último proceso de corrupción que enrostra a la administración gubernamental. A propósito, tanto Encinas como Bloch, nacidos en el mismo año, plantean que debe invertirse el aprendizaje de la historia, empezar de los hechos recientes para continuar con los lejanos, ir de lo conocido a lo desconocido, es decir, transitar por la deconstrucción.
¿La historia local, puneña y peruana ha estado entre progresos y regresiones?
Hubo progresiones y regresiones. Uno de los momentos estelares, a nivel de Puno y el Perú, se dio en el decenio del veinte del siglo pasado. En ese período, en Puno aparecieron libros y artículos cardinales, se concretaron valiosos aportes de Emilio Romero, José Antonio Encinas, Alfonso Torres Luna, Eduardo Pineda Arce, Juan Alberto Cuentas y Alejandro Cano; en estos últimos años se avizora un resurgimiento. Una gran regresión se dio con la invasión y el control hispano, en la vida republicana con la ocupación chilena, las dictaduras y el centralismo.
¿En qué medida la historia permite a los puneños asumir las riendas de su desarrollo?
Se cree que la historia es sinónimo de pasado. La historia no sólo es retrospección, sino es pasado, presente y futuro. Se puede y se debe hacer historia actual. Es más, cuando tratamos de Proyecto Histórico Regional o Proyecto Histórico Nacional, no estamos hablando de pasado sino de futuro, en donde los historiadores, junto a otros especialistas, están en primera fila. Al respecto, Mariano H. Cornejo manifestaba: “En la renovación del Perú… le toca el primer puesto al Departamento de Puno. Por eso yo digo, no como figura retórica, ni como lisonja, sino como verdad científica, que esta tierra que contiene las raíces históricas del Perú, tiene también un porvenir cuya aurora presiente”.
¿Cuál es la relación entre la democracia y la historia, permite el conocimiento crítico de la historia reflexionar sobre la democracia?
Hay una íntima relación entre la democracia y la historia. La historia legitima ideas y procederes democráticos. Además, con el proyecto histórico y una postura crítica se hace más llevadera la democracia, para bien de la población. En la vida republicana estuvimos inmersos más en regímenes dictatoriales que democráticos. Sólo hubo dos grandes períodos democráticos, el primero, de 1895 a 1914, con seis presidentes y, el segundo del 2000 al presente, también con seis presidentes.
¿Qué perfil académico deberían reunir los historiadores que son formados en las universidades, esto a razón de que en un último evento académico donde llego el renombrado investigador Jean Seminski, la participación de docentes y estudiantes fue desapercibida?
En el perfil académico de los historiadores, no puede obviarse a la rigurosidad, ni a la identidad, es pertinente propender una historia crítica, reflexiva, sin soslayar a la historia local y regional, acudir a la fuente primaria y a la memoria colectiva. Para el maestro Encinas, la escuela diagnostica, el colegio orienta y la universidad va hacia la investigación. De manera, que la investigación, la rigurosidad, es fundamental en el historiador.
¿Qué mensaje le haría llegar a los puneños por este Bicentenario?
En el país, el 2021 rememoramos el bicentenario, a nivel de Puno en el 2024, porque el 27 de diciembre de 1824 el General Rudecindo Alvarado proclamó la independencia del Perú en la Plaza Mayor de la ciudad de Puno. Aguardamos que en estos bicentenarios la población puneña, particularmente las nuevas generaciones se, aproximen al pasado, para entender de mejor manera el presente y vertebrar un mejor futuro. No seamos líricos, prediquemos con el ejemplo. Que la comunidad asociada a la historia, las autoridades y la sociedad civil organizada actúen corporativamente, que concreten publicaciones, colecciones y acciones culturales de envergadura.
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