La independencia del Perú comprende un periodo largo de levantamientos de diversas fuerzas liberadoras y conflictos bélicos contra la monarquía española, resultado de una ruptura política en el Virreinato del Perú.
En ese aspecto y próximo al Bicentenario, es preciso conocer el aporte importante que tuvo Puno, en el camino a la independencia. Asimismo, se tiene un precedente: que en el altiplano se proclamó la independencia del Perú un 27 de diciembre de 1824.
Sobre este hito histórico, el reconocido historiador puneño René Calsín Ancco, en julio del 2015, en plena ceremonia, realizó la entrega del manuscrito que reúne fuentes históricas de la proclamación y jura de la independencia en Puno.
“Siempre, en el mes de julio, solemos hablar de cosas generales a nivel del país, nos acordamos de José de San Martín, Bolívar, Sucre, la Batalla de Ayacucho, y así, pero de Puno y su aporte nadie habla, ni en los centros educativos se enseña”, señala Calsín.
Es debido a este desconocimiento que René Calsin, junto Nestor Pilco Contreras, otro historiador puneño, empieza a ahondar en la historia, llegando a la conclusión de que la proclamación de la independencia del Perú, en Puno, se realizó 3 años y medio después del 28 de julio de 1821.
Antes de tan importante fecha, el historiador hace un preámbulo del camino que se tuvo que pasar. “En los años finales de la colonia, hubo varios movimientos de reivindicación y la más importantes, por supuesto, fue la revolución de Túpac Amaru”, indica René Calsín.
Del mismo modo, cuenta que el virrey José de la Serna, en 1823, incursionó en territorio puneño, acampando en muchos lugares, como Santa Rosa, Ayaviri, Pucará, Juliaca, Puno e Ilave, hasta llegar al territorio actual de Bolivia.
En ese mismo año, el historiador refiere que se dio la Batalla de Zepita, más conocida como la batalla de Chua Chua, donde la victoria no tan clara fue del ejército patriota, comandado por Andrés de Santa Cruz.
Otro hecho que encaminó esta proclamación fue que la isla Esteves se convirtió en una prisión en la que se recluía a jefes y subalternos del ejército patriota.
Así, cuando se dio la Batalla de Ayacucho, en Puno esa victoria se conoció dos semanas después, en diciembre, cuando era época de navidad de 1824. Al enterarse de esta victoria, el ejército patriota se envalentonó y comenzó a organizarse.
René Calsín cuenta que el bando realista optó por varias alternativas: unos fugaron, como el general Moroto, quien se fue a Arequipa, lo mismo que el intendente de Puno, Tadeo Garate, muy poco después. Otros, en tanto, se pasaron al bando patriota, como Francisco Anglada.
Dichos movimientos, según el historiador puneño, se dieron el 24, 25, 26 de diciembre de 1824, pero la madrugada del 27, quedaron liberados los presos de la Isla Esteves. Es así que el general Rudecindo Alvarado, quien también había sido liberado, fue nombrado como máximo jefe del ejército libertador formado en Puno.
Este último militar argentino, que tuvo el cargo máximo por ser el lugarteniente de San Martín, asumió el liderazgo y ese mismo día proclamó la independencia del Perú en nuestra región.
En el acto, designó a Pedro Miguel de Urbina como intendente de Puno y, pasados dos días, este fue nominado presidente del departamento del Puno y posteriormente prefecto del departamento. Dos días después, Urbina realizó la jura de la independencia en la plaza de armas.
Población
Respecto a los aportes de la población puneña, René Calsín refiere que el poblador de a pie, el 26 de diciembre, tuvo una gran participación, pues ese día se tenía programado el fusilamiento de Francisco Anglada, en la Isla Esteves.
Cuando se le pedían sus últimas palabras, este dijo que 3 mil hombres armados se habían organizado en las cercanías a la Isla Esteves y estaban a punto de ingresar a arrollarlos. Fue por este miedo que el ejército del bando realista optó por liberar a Anglada.
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