Columna del Director
El gobernador regional Elmer Cáceres Llica está descontrolado. No puede mantener la ecuanimidad y tropieza a cada rato con sus propios pies.
No necesita que nadie le ponga zancadillas. Él mismo se desamarra los zapatos y pisa los pasadores.
Cae de bruces, se levanta y vuelve a caer. Elmer Cáceres Llica parece ser un depredador y es presa de sí mismo.
No puede huir de su forma de ser. Quizá algunas veces promete cambiar, y alejarse de aquello que le hace perder el control.
Quizá se lo pidió a la propia Pachamama. Pero todo hace indicar que la madre tierra ya no le hace caso.
Muchos en Caylloma coinciden en que su paso como alcalde de esa provincia, fue un error que pocos se atreven a comentar en voz alta, pero que la mayoría sabe.
El mejor ejemplo de su deficiente gestión, no fue la acusación de una presunta violación sexual.
La representación de su mala gestión, fue construida sin permiso ni autorizaciones sobre la pampa San Miguel en el distrito de Cabanaconde. Allí, hizo un ‘museo’ para la momia Juanita que nunca llegará a tales instalaciones.
Pero su actitud populista y desfachatez para expresarse, aún entusiasma a algunos sectores de bajo estrato social, que ven en su figura, al político que puede reivindicarlos de la pobreza y el subdesarrollo.
Es cuestión de tiempo que lo conozcan mejor, y que reconozcan en Cáceres Llica, al mismo político improvisado y sin reales afanes por trabajar en favor de la población que tanto dice servir y proteger.
Y de esa situación, de desencanto y revelación, se encargará él mismo. Sus posiciones demagógicas, sus contradicciones, su reducida ejecución presupuestal y sin obras propias, así como la situación de inseguridad jurídica para atraer inversión privada que genera con su falso discurso populista, lo harán caer en un abismo de rechazo y reproches.
Quienes lo defendían, ahora lo abandonan. Se alejan de aquel político que nunca estuvo preparado para gobernar, y que ante la crítica y el legítimo reclamo de la población, responde con el peor de los insultos y agravios.
Cáceres Llica aún no lo sabe, pero cada vez tiene menos seguidores. Su revocatoria es inminente.
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