Vania Odaly Mamani
Gamaliel Churata, representante principal de la vanguardia andina ejercida en Puno y autor de uno de los textos más ricos de la literatura amerindia del siglo XX (El pez de oro), reconoce en su escritura temáticas ligadas a la reformulación del sujeto indio, como el constante uso de mitificaciones, la unidad del paisaje y a quien acoge, la lucha contra el gamonalismo, el sentir orfandad y la sabiduría del magisterio indígena, entre otros. Encontramos así, en medio de esta prolija manifestación de Churata y su proyecto estético político a la prosa breve; situada en colaboraciones de distinta locación, tanto en publicaciones contemporáneas de aquellas latitudes como en Amauta (revista imprescindible en el estudio de la vanguardia) en donde publicaría El gamonal hacia 1927, uno de los relatos que cuenta con entradas variadas que van desde el enfoque sociopolítico hasta la influencia del cine y el montaje dentro de los aspectos formales que trazarían su configuración como pondrían en relieve los estudios de Vilchis Cedillo y Matías Benedetto.
De esta manera toman protagonismo desde revistas como La Tea (1917), Eco de Puno en 1920, Kosko (1925) donde ya se anunciaría los primeros atisbos de Tojjrass ( que abarcarían: Utilidad de las palabras, Opera, Génesis, Parábola de la Utilidad, La verdad en el viento, Sensación de ídolo, etc. Cabe resaltar que este conjunto de relatos se encontraba próximo a su publicación tal como indicaría un anuncio en la editorial TITIKAKA (en octubre de 1926).
La temática de orfandad cósmica no es un tópico ajeno a Churata quien vertiría este aspecto en diferentes escritos tanto prosaicos como en verso. Claro ejemplo de ello es la recurrente formulación de un indio despojado (de su pueblo) de sus leyes, de su espacio, y también de su familia.
Es sobre este último punto en el que centraremos nuestra atención, articulando para este efecto dos textos principales: Teofanoj Jamunkaña (publicado hacia 1929 en la revista el Mundial) y Línea escalonada publicado en la revista ABC dario 1930 y Trenos del Chiokori así como los ecos de la muerte de Teofano en el Boletín titikaka.
Desde la premisa de Pilar Saravia en “Familia campesina andina y la reproducción biológica, un estudio de caso en los andes centrales”, la familia es importante porque “dentro de la comunidad son las familias las que reproducen la organización social y mantienen los lazos de tradición cultural y de reproducción de su ideología.
La familia ampliada se convierte en la unidad básica de análisis cuando se trata de analizar la comunidad. Las relaciones de trabajo, la reproducción de la ideología, el acceso a recursos naturales forman parte del conjunto de relaciones familiares al interior de la comunidad.
Así la familia ocupa un lugar significativo y trascendental en los mecanismos de reciprocidad andina, hogar donde se forma a una semilla y desde donde se proyecta un magisterio galopante de generación en generación.
El primer relato de Churata a citar es Teofanoj Jamunkaña, publicado el 23 de agosto de 1929 en la revista El Mundial. Aquí se exhibe esta conexión familiar frustrada por los matices de la migración itinerante del personaje del padre. La conexión entre el padre y Teofano (hijo) demuestran naturalidad y energía la que se retrata de la siguiente manera:
“Él, mi hijo, o mi hermano, o mi amigo, aquel fragmento de vida superior que vino a nacerme como un desquite a tanta imbecilidad oída y mirada. Los doce o quince árboles levantaban, por sobre las techumbres, sus copas agitadas y jubilosas en el airecillo matinal. Cantaban las aves y chillaba mi corazón. Y esta era mi alegría. ¡Él! A quien, con la nube inédita, asomada detrás del cerro verde, iba a recibir en mis brazos. Seguí caminando. Muy luego salió a mi encuentro el ladrido del can familiar. Y más dulce que el miski, su voz, la voz del Teofanoj”
Teofano, como sabemos, hijo de Churata que muere a corta edad es representado y evocado por autores del círculo de Churata como Inocencio Mamani y Alejandro Peralta, quienes hacen publicaciones al respecto en el boletín titikaka.
En Línea Escalonada y Teofanoj Jamunkaña, existe una marcada pauta de representación familiar que refiere directamente a los nombres de integrantes de la familia que tuvo Churata, tales como Brunilda y Teofanoj. Esta representación se encuentra advertida también en el articulo de Mauro Mamani, quien analiza dicha conexión en los textos mayores del Gamaliel Ch., nos referimos a El Pez de Oro (1957) y Resurrección de los muertos (2010). A partir de las apreciaciones de M. Mamani llegamos a la conclusión de que estas dos expresiones formarían parte de una compleja mitificación de la familia y la concepción de Chullpa Tullu, tópico que se encuentra relacionado a la concepción de “muerte” que construye G. Churata.
Así pues en Línea escalonada, podemos presenciar la reflexión que hace la voz narrativa con respecto de la concepción y a la significancia del fruto de hogar. Este texto además se ambienta entre la desesperación de un padre y la fiebre del hijo moribundo en donde se enlazan diferentes escenarios, el hogar, un peñasco, un lugar etéreo al que avanza el niño, la aldea, la pampa y la chujlla.
En Trenos del Chio kori espectamos una de las resistencias ontológicas propuestas por Churata, ir en contra de la concepción de muerte, presentadas en la filosofía del Chullpa tullu de este modo aquel que ha dejado esta instancia primera puede seguir reciprocando a manera de semilla.
Es así como para Churata aún existe esperanza y evocación dentro del proyecto ideológico que estructura no solo en sus obras magnas como EPO o Resurrección de los muertos, sino desde estos textos que encuentran acogida en revistas de la época.
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