Según los Indicadores de Desarrollo e Inclusión que maneja el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis) sobre nuestra región, en el acápite ‘Evolución de los Indicadores Sociales’, en promedio 10% de la población puneña, en los últimos 10 años, ha migrado del campo a la ciudad.
Estos datos oficiales muestran que la población que se ubica en el campo del departamento de Puno, se ha reducido de 52.6% (2010) a 42.5% (2018), cosa contraria a la que ocurrido en el ciudad, pues la población en 2010 era de 47.4% y en 2018 fue de 57.5%.
Para el sociólogo Miler Aedo Jallo, este fenómeno se debe a distintas condiciones de satisfacción de necesidades. “Las personas quieren mejorar sus condiciones de vida, en educación, salud y economía, mucha gente no quiere trabajar en la tierra”, afirma.
Sin embargo, estas acciones no necesariamente traen buenos resultados, como el deterioro de ciertos valores propios de las costumbres en el campo.
Para el experto, “cuando la gente viene del campo, pierden algunas costumbres, se vuelven más individualistas; en el campo son más comunicativos y comunitarios”, sentencia.
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