Harold Frank Tacuri Morocco
El libro “Historia de la Educación en Puno” de José Portugal Catacora (1911-1998), es una obra en cuyas páginas se puede apreciar la evolución de la educación en la región altiplánica, partiendo por los rastros primitivos de la educación peruana, que para muchos solo se redujo a la educación del incario, olvidándose de la educación natural de los padres en las etapas primitivas de la vida humana, expresadas en las culturas Pucara, en la zona norte, y Tiahuanaco en la zona sur del lago Titicaca. Esta vendría a ser una de las primeras formas de educación en el altiplano. Porque enseñaron los padres a sus hijos, por ejemplo, el arte de la domesticación de la llama y alpaca, cultivar la papa, la quinua y la cañihua; estas experiencias fueron transmitiéndose de generación en generación, dentro del mecanismo de la vida social de aquellas culturas.
Posterior a ello se sabe que la educación incaica tomó dos formas consideradas dentro de un proceso sistemático: la educación en su forma espontánea y vital, esta educación continúo para los hijos de las masas sociales, y para los fundadores, necesitó de una preparación para mandar y para conducir los destinos del creciente imperio. Dentro de esta misma línea histórica podemos mencionar el importante suceso que desempeñaron Manco Cápac y Mama Ocllo, quienes fueron considerados “educadores”, que según la leyenda emergieron del lago Titicaca con el designio de fundar un Imperio, ellos poseían en su experiencia los estatus de la cultura Tiahuanaco. Manco enseñó a los hombres a cultivar la tierra, criar animales y construir casas, y su consorte enseñó a las mujeres a cocinar, criar hijos y todas las habilidades domésticas. La educación de Manco Cápac tuvo las siguientes bases pedagógicas: la relación de la política y la religión como fuerzas conjuntas para gobernar los pueblos del mundo, el concepto mágico expresada en las creencias que tenían los hombres y múltiples interpretaciones, las tres leyes morales ama suhua, ama llulla, ama qella (no seas ladrón, no seas mentiroso, no seas perezoso), la moral sexual y el sentido de autoridad. El ayllu era el lugar más educativo, porque en ella se expresaban y se siguen expresando todas las costumbres, tradiciones, actividades y hasta los juegos de los hombres.
Posterior a las primeras experiencias antes mencionadas, aparece “La escuela de Post-Guerra” (1884-1900) Un espacio donde el Perú sufría fuertes cuartelazos, en ello las escuelas no tenían una política educativa definida, ni una orientación pedagógica elemental; las escuelas funcionaron a diestra y siniestra de quienes asumían el preceptorado. El reglamento dado durante el primer gobierno de Don Ramón Castilla en 1851, fue el primer instrumento de organización educativa en el Perú, pero para que tuviera eficacia tuvo que pasar mucho tiempo, por aquello que dicen “las leyes se acatan, pero no se cumplen”. En ese tiempo hubo muchas actividades que muchos no pueden preterir, se quemaron y fueron saqueados las bibliotecas, museos y fue así que nació el resentimiento al país de Chile en las distintas guerras que acontecieron en nuestro País, pero eso no fue pretexto para que la educación en el Perú se detuviera, fue así que después de la guerra del 79, se creó la escuela del rescate, la escuela del chauvinismo. En Puno dos maestros personificaron la vida a estas escuelas: don José María Miranda y don Eduardo Pacheco. El chauvinismo se practicó en las escuelas de Puno en una forma emocionalmente perseverante. Cada día, al ingresar a las aulas, después de entonar el himno patrio con fervor. Dentro de los planes de esta educación encontramos las siguientes materias: Gramática castellana, Matemática elemental, Historia del Perú, Geografía del Perú, Lecciones de cosas, Contabilidad y Teneduría de Libros, Sicología del Alma, Urbanidad y Caligrafía. Un plan de estudios que rigió hasta el año de 1904 para las escuelas de Puno.
En las agitadas actividades iniciales de la Sociedad Fraternal de Artesanos, posterior a la escuela del chauvinismo, se crea “La escuela de Perfección” (1900-1902), cuyo protagonista fue el gran maestro Telésforo Catacora, nacido en la provincia de Chucuito, en Juli, que junto a Francisco Chuquihuanca Ayulo formaron un dúo intelectual puneño. La primera y esencial materia del enfoque de Catacora en su escuela fue la alfabetización. Fue la gran oportunidad que merecían los indios, porque pensaron que sus hijos debían de aprender a leer y escribir. Seguramente existen aún generaciones que recuerdan que la educación era solo para los grandes personajes demagógicos, expoliadores de esperanzas de muchos hombres que labraron la tierra y defendieron su cultura. En esta línea y en esas épocas surge también la legendaria escuela de Utahui-Laya (1903-1905) que fue creado en el distrito de Chucuito, en una pequeña comunidad fundada por Manuel Zuñiga Camacho (Cuyo nombre verdadero fuera Manuel Allqa Camacho) considerado por muchos como el precursor del indigenismo, fundador de la primera escuela campesina de América del Sur y primer educador indio de nuestro siglo, la escuela fue creada para las familias que escaparon de la voracidad de los hacendados en este caso de Agustín Tovar dueño de las haciendas Collacachi y Viluyo. El objetivo principal fue instalar el adventismo como doctrina salvadora de su raza, porque fue quizá en ese tiempo la única forma o considerada como arma de los maestros, adquirido por sus experiencias de la capital. No debemos de olvidar que ante estas dos escuelas lo más fructífero fue la experiencia del contacto que se dio el estudiante con la naturaleza, con su entorno.
El docente tiene en su poder la llave de las conciencias futuras, bajo esta idea José Antonio Encinas en su obra “Un Ensayo de Escuela Nueva en el Perú” (1907-1911) aparece como una forma de propuesta y análisis de la educación desarrollada en el Centro Escolar 881, en el cual él había asumido el cargo de director y maestro, este centro era un espacio mágico donde se aprendía a cantar, bailar, hacer teatro, componer, cantar, jugar y vivir felices al contacto con su cultura viva. Éste centro se convirtió en un centro germinal de futuros líderes indigenistas, poetas, políticos, narradores como: Arturo Peralta (Gamaliel Churata) Alejandro Peralta, Emilio Armaza, Luis Rodríguez, Emilio Vásquez, Aurelio Martínez, Victor Villar, Alberto Mostajo, Manuel Morales, Joaquín Chavez, Enrique Encinas y entre otros.
En el siglo XIX sólo se daba preferencia la educación para los varones relegando a segundo plano la educación para las mujeres, fue que por ello se creó la Escuela de Pomata cuya maestra fue Filomena Iglesias: “La escuela de la mamita iglesia (1909-1923), esta escuela dio orientación a la educación de la mujer en un rincón oculto del altiplano. Las escuelas rurales que vio nacer Puno fueron muchas, tras las pioneras surgieron nombres como La escuela de Pacastiti (1926). Las escuelas ambulantes de la Pampa de Ilave (1929). Las escuelas de la congregación Salesiana (1929-1974). El Movimiento Educativo Rijchari (1935). La Academia de las Lenguas Aimara y Quechua (1935-1965). La Escuela Experimental de Ojherani (1944-1951). La escuela andina de enfermeras (1944-1947). La Escuela Regional de Bellas Artes (1955) y el Instituto Experimental de Educación en Puno (1947-1957). Finalmente, el pensamiento de Portugal Catacora como rol de maestro seguramente son los pilares de la Educación en el Perú, con ello se afirma que Puno es pionera en educación.
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