César Machaca Escobar
Con su autoproclamación como presidenta interina de Bolivia, Jeanine Añez, en contubernio con Carlos Meza y Luis Fernando Camacho, solamente han incrementado la crisis que se vive en el país altiplánico. Pese a que la mandataria ha incrementado un presupuesto a las fuerzas represivas para estabilizar y pacificar los estallidos de violencia, no bastó. Por un lado, la renuncia que presentó Evo Morales no ha sido debatida por la Asamblea Legislativa, con la legalidad suficiente, por falta de quórum e impedimento en el ingreso a los integrantes de esta instancia. Entonces, Morales continúa siendo mandatario. De otro lado, por diversas razones, la población rechaza a Añez, por carecer de legitimidad y por su extremo abuso de los derechos de los ciudadanos.
Todo ello, originó más un el ejército y seguido por la policía. Así como el comandante de las Fuerzas Armadas Williams Kaliman quien gesto este caos. Quienes prestan servicio militar, en gran parte son personas de la zona rural. Se sospecha que estos decidieron irse de baja, para evitar desenlaces fatales. Al igual, que en la policía hay un sector que deslinda con estas conductas de los golpistas, y ellos evitan estos desencuentros. Consecuentemente, la población rechaza las legislaciones excesivas que son permisivas con bombas lacrimógena e incluso contra piquetes reunidos pacíficamente. Estas acciones confirman la provocación, subestimación y menosprecio a la población. Es por ello, que fijaron parte de la agenda, la renuncia inmediata de Jeanine Añez, sino advierten una paralización indefinida.
Del mismo, los medios de comunicación no se han salvado de estas acciones, ya que fueron advertidos por el gobierno, que en el supuesto que cubran incidentes de esta índole serán sujetos a las consecuencias legales por difundir hechos que incitan a la violencia. Mientras, la prensa afín al mandato de facto, se exceptúan con el propósito de mostrar hermetismo ante la crisis social. Estos hechos, son los excesos de un gobierno de facto, procedente de actitudes violentas con odio, prejuicio, dogma y racismo que es una señal de afectación a los derechos humanos y derechos fundamentales. Entre ellos, así como la vida, la libertad de pensamiento y opinión, la dignidad, etcétera. Qué son principios de respeto al estado derecho y al orden constitucional. De lo contrario, esto conduce a una postura retrógrada ad puertas de la agudización de una anarquía donde la fuerza, es más que la razón como en las antiguas civilizaciones.
Para concluir, las organizaciones, los colectivos, los académicos, y demás actores sociales para afrontar este fenómeno social, tiene el deber moral con el pueblo como soberanos de exigir la paz social y estabilizar la democracia, la economía, etc., mediante mesas de diálogo, evitando agresiones psicológicas y físicas en el marco respeto mutuo.
Comentario sobre post