¿Estamos preparados para este nuevo tipo de artes escénicas?
Cuando Pedro Herrera y Alexander Silva se conocieron en el 2017 una idea revolucionara se gestó. La obra montada por Alexander en aquel entonces, La Casa de Bernarda Alba mostró su visionaria mirada hacia el teatro peruano. No solo adaptó la obra al Cuzco de los años 20 sino que le dio una estética drag. Aquel momento fue crucial para que ambos generaran lazos tanto creativos como amicales que perduran hasta el día de hoy.
Durante sus primeros años en Arequipa montaron la Casa Cultural Gallito de Papel. En sus instalaciones iniciaron talleres de teatro, improvisación y clown; pero el verdadero reto propuesto fue la apertura de un taller de drag queen teatral. La idea por la que venían luchando desde que se conocieron. En nuestra ciudad se escucha sobre este término como parte de la cultura underground, y se pueden disfrutar de presentaciones en clubes nocturnos dirigidos en su mayoría a la comunidad LGTB. En estos ambientes las drags son consideradas personajes de entretenimiento o simplemente cumplen el papel de anfitrionas.
Durante mucho tiempo se olvidó sus orígines, los cuales datan del teatro Isabelino en la época de Shakespeare, donde las mujeres estaban prohibidas de subir a un escenario, por lo que los hombres eran los encargados de personificarlas. El drag no es solo entretenimiento. Lleva un mensaje de empoderamiento, amor propio y sobre todo representa una crítica social. A través de su presentación busca romper estereotipos en cuanto a roles de género, religión e incluso política. No es travestismo. Es un arte. Tanto Herrera como Silva quieren ver estos mensajes reflejados en sus obras, además proponen esta nueva performance como algo fuera de lo establecido y una mirada nueva para el espectador. “Nosotros podemos hacer teatro convencional, pero ¿qué estaríamos aportando de nuevo?”, acotó Pedro.
En mayo del 2019, presentaron su obra drag “Muñequitas” la cual retrata la historia de tres muñecas que, al ser abandonas en un ático lidian con su dolor mientras cuentan historias de venganza. La obra ha tenido una excelente recepción por parte del público y otras casas culturales. Incluso, será llevada a la Muestra Nacional de Teatro a realizarse en Huaraz próximamente, en la que sin duda darán la sorpresa, pues son la primera obra drag de su generación. A pesar de innovar, existe cierto nerviosismo por parte de sus directores. El tradicionalismo muchas veces ha sido causa de ceguera ante nuevas propuestas y una muestra tan arriesgada como la suya va a todo por el todo frente a las posibles críticas.
EL PRIMER TALLER DE DRAG QUEEN
A raíz del éxito de “Muñequitas”, Pedro y Alexander encontraron la iniciativa para poder lanzar el primer taller de drag. Actualmente cuentan con 11 alumnos, entre hombres y mujeres.
La curiosidad no solo se ha limitado a un público masculino ya que también existen otro tipo de queens. Las bio queens, que son mujeres que adoptan la estética drag y los drag kings, que son el antónimo a una drag queen únicamente en personificación, pues realizan la misma exageración.
El taller tiene una duración de 3 meses y los alumnos aprenden sobre danza contemporánea, entrenamiento corporal, interpretación, maquillaje, corporalidad, historia del drag entre otros.
LOS ESTUDIANTES
La primera impresión que dejan los hombres y mujeres inscritas en el curso es la pasión que sienten por lo que hacen. Cinco estudiantes con los que se logró conversar explicaron sus motivos.
Ser drag queen no solamente es una exageración de un personaje, el alter ego que adoptan cada uno de ellos lo usan para mostrar algo que no podrían hacerlo sin su caracterización.
Adoptan nombres que reflejan algo que les gusta y construyen un personaje en el cual rescatan características personales.
Parte de su fortaleza nace de sus ganas de reinvindicar a los drag, pues más que veddettes y bailarines ellos desarrollan una performance, todo un trabajo previo antes de salir a escena.
El maquillaje y la vestidura demora mucho según ellos, varias horas incluso. Colocarse pestañas postizas y pantimedias suena fácil, pero si quieres exagerar entonces el trabajo se duplica; caderas ridiculamente anchas, uñas, cejas y pestañas; además del cabello, la ropa, todo en conjundo hace al drag ser quien es.
Los estudiantes quieren desarrollar su arte a pesar que estén bajo el estigma de la debilidad.
Las personas piensan que si te vistes como mujer entonces eres débil o incluso otros piensan que te estás burlando de ellos”. En opinión de los estudiantes vivimos en un país donde el machismo sigue vigente, y la homofobia persiste. De hecho, según datos del INEI del 2018, un 62.7% de la población LGBT asegura haber sufrido algún tipo de violencia y discriminación.
¿AREQUIPA ESTÁ PREPARADA?
La pregunta es difícil. Nuestra sociedad aún mantiene roces con la comunidad LGTB y las luchas por la igualdad continúan en marcha. Por lo pronto el taller solo ha tenido críticas negativas por parte de algunas personas en internet, los famosos ‘troles’. Tanto estudiantes como alumnos se mantienen firmes en su misión: el cambio de mentalidad en los arequipeños.
El drag se debe entender como una extensión del teatro para que sea disfrutado como lo que se intenta tratar en la casa cultural, un arte.
Los fundadores saben que al difundir tan abiertamente este tipo de puestas en escena se arriesgan a ser discriminados por la población más tradicionalista del teatro, pero aquel riesgo lo vale, según ellos, ya que por lo pronto han conseguido crear un espacio cómodo para aquellas personas que sienten cierta atracción por esta cultura urbana.
Ya sean heterosexuales, o parte de la comunuidad LGTB tanto Alex como Pedro están dispuestos a desarrollar a los drag queens en todas sus formas.
Aunque Arequipa no esté preparada, tal parece que tendrá que adaptarse pues en los tres primeros meses que lleva el curso ha habido una respuesta favorable y los planes a futuro continuarán para Gallito de Papel.
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