¿Se puede ayudar a un detenido enfermo a suicidarse? El caso inédito en Suiza de un peligroso criminal recluido de por vida, que desea recurrir al suicidio asistido, pone en evidencia un vacío jurídico que las autoridades quieren zanjar a principios de 2020.
“Es más humano querer suicidarse que estar enterrado vivo en los próximos años, esta vida sin futuro no es vida”, escribió Peter Vogt a la AFP. Con 69 años, este hombre con sobrepeso dice que ya sufre varias enfermedades, como insuficiencia renal y cardíaca.
En Suiza, la práctica de la asistencia al suicidio está sujeta a los códigos de deontología médica y a organizaciones como Exit, que tiene sus propios límites (edad, enfermedad), más restrictivos que el código penal.
La ley establece que “solo el que ‘impulsado por un móvil egoísta’ brinda asistencia al suicidio a alguien es condenable”.
Las autoridades quieren zanjar la cuestión a principios de 2020 y por ello han pedido la opinión del Centro Suizo de Competencias en Materia de Ejecución de Sanciones Penales (CSCSP).
Estos expertos estimaron en octubre que el suicidio asistido en las cárceles tendría que ser posible, bajo ciertas condiciones, conforme al “derecho a la autodeterminación” de los individuos.
Cualquier detenido capaz de discernir debería poder recurrir al suicidio “cuando padece una enfermedad física o psíquica que conlleva sufrimientos insoportables”, explicó a la AFP Barbara Rohner, jurista y autora principal del informe del CSCSP.
Exit Suisse Romande estableció como principio –si la autoridades dan su visto bueno– aceptar únicamente las solicitudes de los prisioneros que sufren enfermedades físicas graves.
La mayoría de juristas y criminólogos considera por su parte que es inconcebible privar a los detenidos de ayuda para suicidarse, puesto que el resto de la población tiene ese derecho.
Fuente: AFP
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