Por. Yeni Marisol Mamani Machaca
Alcanzar la plenitud es una de las tareas más difíciles de un ser humano, ello, según uno vea que es lo pleno para cada quien; sin embargo, esta tarea humana de la felicidad pocos lo han logrado, como es el caso de Jorge Flórez-Áybar.
Flórez-Áybar es uno de los escritores puneños con cierta particularidad, uno que quizá se ha atrevido a escribir, describir y explicar las diversas formas de un proceso relativamente placentero que un hombre desea alcanzar: la plenitud. Y es de los pocos escritores que se ha permitido peregrinar en varios géneros: poeta, narrador (cuento y novela) y ensayista; y, quizá, un perfecto artífice para encontrar una conexión con sus lectores. //…Yazgo en mi lecho de metal y lapicero sobre el papel deseando escribir mi último poema, al frente está Jesús con el pelo alborotado por el viento que entra por la ventana, me mira triste, baja le digo tomemos un café, quién eres, un aymara con mucha sed//.
Entre toda su “osadía”, muestra una variada colección de publicaciones. En poesía: “Obaydina” (1969), “El vuelo de Aytié” (1970), “Oración prohibida” (1972) y “Poema sin rostro” (1977). En cuentos: “La tierra de los vencidos” (1987), “Dos narradores en busca del tiempo perdido” (1999, con Feliciano Padilla), “Alay arusa” (1995, con Feliciano Padilla) y “La danza de la lluvia” (2001, antología). Asimismo, posee novelas tituladas “Más allá de las nubes” (1999), “la agonía del Kamachiq” (2009). En ensayos “Literatura y violencia en los Andes” (2004) y “10 años de literatura puneña” (1996-2006). También participó en revistas como “Universidad del Pueblo” y “Apumarka” (reúne escritores de diversos países como Chile, Argentina, Bolivia, etc).
Los cuentos redactados por Flórez-Áybar no solo nos conectan con el mundo superficial, sino con la pintoresca forma que rodea nuestra sociedad. Sus escritos reflejan aquella alienación a la que, como parte de una cosmovisión, hemos llegado a copiar y que, necesariamente, nos recuerda al gran Ribeyro. Sin ánimo de comparación alguna, simplemente afinidad temática; pues él, en su tarea como buen escritor puneño, refleja nuestra sesgada ideología por imitar lo que llamaríamos una “cultura más avanzada”, todos sin duda alguna desde un enfoque literario // “…cómo te ves América/ por ti corren ríos de sangre / huyen hombres como bandadas de palomas ..”//
También, como muchos escritores, posee un eje temático que mueve a más de uno; ese que al hablar se nos hace un nudo en la garganta; ese punto de partida y final, el cual es una madre // “…/ahí/ va mi madre/ sola/ va llevando su mirada antigua/ va /i / viene crucificando sus pasos/ como heridas dibujadas/ en los caminos”// Hace un par de años atrás, Flórez-Áybar publica su poemario “Dile que me estoy muriendo” (UNA- PUNO), //en marzo, yo le dije me estoy yendo a Tacna, que le digo a mi hermano, y sin pensarlo mucho me dijo: dile que me estoy muriendo, entonces ese fue el título que me regalo mi madre//.
Jorge Flórez-Áybar es quien reconoce por primera vez aquel dilema de como se hace un escritor. No se nace con la lectura desde el vientre, como muchos otros lo han proclamado hasta ahora; sino es un proceso en el que uno se deja atrapar y enamorar por la lectura, a los dieciocho, a los veinte o quizá a los años en que uno siente la locura de alimentar su sed de conocer el mundo, y que mejor a través de la lectura.
Como menciona Walter Paz, //nuestras vidas son los libros que hemos leído, nos acompañan en los mejores y peores momentos de nuestra existencia. Y los libros de Jorge Flórez Áybar, /…/nos invitan a leer cuentos y relatos como un tipo de sueño, un sueño que no realizamos dormidos, sino en un estado particular que no corresponde enteramente a estar despiertos, sino en una actitud de vigilia mágica y especial con la emoción y sus cartografías.//
Seguramente, el deseo de Flórez-Áybar será uno de aquellos que nos haga lograr la plenitud, // “…cuando uno muere, físicamente uno desaparece, pero hay libros que quedan entonces uno vive también con él, como el quijote /…/, me gustaría que alguno de mis libros viviera, no me gustaría que uno de mis libros se convierta en mi tumba//, // “Yazgo en todas partes: / como sombra escondida en los pliegues de la luz/ yazgo/ hasta en el sonido de las hojas que caen” //…habrá muchas generaciones que de hoy en adelante leerán para cambiar y buscar lo justo.
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