Por: César Machaca Escobar
Después de una semana tensa por parte los aspirantes al Congreso de la República, en esta ocasión fue determinante el performance político de Orlando Arapa Roque (por Acción Popular), quien postuló antes al Gobierno Regional de Puno, y del previamente candidato a la alcaldía provincial de San Román, Yván Quispe Apaza (Frente Amplio por Justicia, Vida y Libertad). Ambos eran los favoritos y tenían el plus del partido por el cual candidatearon al Parlamento. Además de ello, el trabajo en las bases les trajo el resultado esperado.
En cambio, entre ellos hay un grupo que estaba realizando trabajo político, solo durante las elecciones extraordinarias, que ni tenían la posibilidad de ser electos. Algunos por el tema de partido no logran con su afán, pese a su votación alta y otros se adelantaron. A pesar de ello, la región estuvo a la expectativa de la contabilización y procesamiento de actas, donde hubo bastante incertidumbre.
En esta ocasión Unión por el Perú (UPP), en alianza con los etnocaceristas dio la sorpresa porque no se esperaba mucho de su participación individual así como de Yesica Apaza Quispe, ya que la cuestionaban por su formación académica y generaba desconfianza, a comparación de Rubén Ramos Zapana, farmacéutico sanmarquino y docente universitario. Apaza, es resultado del partido y del trabajo individual, mientras que Ramos, hizo una simbiosis de partido, imagen personal y formación académica, y lo menos esperado Alianza para el Progreso (APP), completa con Irene Carcausto Huanca.
La labor de los parlamentarios requiere de conocimiento de los temas constitucionales para que realicen propuestas legislativas en favor de las políticas públicas, y de tal forma permita plantear propuestas pertinentes en cada una de las dimensiones así como justicia, salud, educación, servicios básicos, etc. Ahora bien, cuántos desempeñaran esta función adecuadamente. En ese orden de ideas, entra a tallar la formación académica y experiencia política para cumplir con solvencia al debatir y argumentar las iniciativas legislativas con sus homólogos, de lo contario, estarán limitados en cumplir con la fiscalización y control político en aras de un desarrollo regional y nacional, más el año y medio, será un periodo de dificultades y ensayos.
En tanto, asumir la labor de congresista exige una formación académica no solo en el ámbito de grados, sino de una construcción de una personalidad como político con carácter condiciones que permitan concretar acciones como representante, fiscalizador, etc., que es desapercibido por la población, y que en estos últimos años, la región y el país ha sido testigo de la deficientes representaciones en el parlamento que poco han hecho por alentar el desarrollo económico, social, cultural, etc., con algunas excepciones.
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