A pesar de que año tras año la Festividad de la Candelaria va creciendo y se tienen nuevas experiencias, nuevas lecciones, nuestra sociedad y nuestras autoridades son, al parecer, incapaces de asumir y asimilar los errores que se cometen en la organización de la fiesta.
TRANSPORTE
Uno de los principales problemas que tenemos es la planificación de un sistema de rutas alternas, de manera que las importantes actividades económicas, ajenas a la festividad, no seas perjudicadas.
Sin embargo, el transporte , pese a las nuevas vías, planes de contingencia, sigue siendo un caos. Las autoridades de este sector, comprobado esto, evidencian su incapacidad para asumir o emprender estrategias efectivas para solucionar lo que corresponde a este sector.
EXCESOS
El siguiente problema, y tal vez el más preocupante, es el consumo excesivo de bebidas alcohólicas por parte de los danzarines, quienes en su gran mayoría no miden las consecuencias de sus actos cuando están ebrios.
Este hecho fue notado y criticado, en toda su proporción, por el obispo del prelado de Juli, Ciro Quispe, quien resaltó que en todos lados se toma algún tipo de “bebida espirituosa”, pero que su ingesta excesiva desnaturaliza y perjudica las fiestas religiosas.
BAÑOS PÚBLICOS
El problema de las bebidas alcohólicas acarrea otro: que las vías públicas se conviertan en urinarios y baños públicos.
La Municipalidad Provincial de Puno, como ente rector del ornato de la ciudad, aún no ha sabido controlar este problema, a pesar de emitir ordenanzas expresas en ese sentido.
Los comerciantes, a demanda de los danzarines, han infringido descaradamente la Ley 28681 y Ordenanza Municipal 007-2018, que prohíben bajo pena de decomiso, internamiento y multas, la venta, distribución y suministro de bebidas alcohólicas en vías públicas.
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