Por: David Auris Villegas
¿Educación remota o virtual? Las universidades peruanas y del resto del mundo, en su desesperación, implementan formas de educación remota; miles de estudiantes disconformes exigen calidad, la sociedad reclama acceso gratis a internet y un bolsón de docentes, abruptamente, se ven forzados a convertirse en nómades digitales para mantener a flote una alicaída educación universitaria.
Esta educación remota es un brazo operativo de la educación virtual en tiempo real, en el que el aprendizaje es una suerte de experimentación. Hodges y otros especialistas argumentan que la educación virtual es crear y compartir un ecosistema educativo robusto, planificado y diseñado.
El aprendizaje autónomo es el nervio central de la educación virtual. Navegando en la autopista de la internet, maniobramos los pertrechos de las TIC como: blogs, podcast, e mails y otros entornos digitales. La educación remota carece de autonomía, limitándose al uso de una plataforma y el acto pedagógico se consume, con la participación en línea del docente y estudiantes.
Asimismo, el arte pedagógico del docente, en la esfera virtual, es eficiente, debido a que toda la rutina académica está diseñada; mientras en la esfera remota, Hodges y otros argumentan que “requiere que el profesorado tome más control del diseño del curso, el desarrollo y el proceso de implementación”, significando una labor de muchas horas extras para la comunidad docente, que nunca suelen ser remunerada por el sistema educativo peruano, abocado más bien a presionarlos y beneficiar el lucro de las universidades.
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