No eran momentos sencillos. Desde que el lunes 16 de marzo inició la cuarentena en el país, la situación fue complicada.
Salir o no salir, he ahí el dilema, parafraseando a Shakespeare. Mientras todos se quedaban en casa, había quienes necesariamente debieron salir a trabajar como los policías, militares, médicos, personal de limpieza y también los periodistas.
La responsabilidad de informar la realidad que ocurría afuera de las casas, era más grande. El periodista es aquel que va a la batalla, mientras otros huyen de ella. El que está en el lugar que pocos quisieran estar. Y en el contexto de la pandemia, la realidad era esa.
El temor embargaba a muchos reporteros, pero aun así deberíamos estar en la calle. Los periodistas estuvimos en los hospitales junto a pacientes covid-19, en las largas filas por conseguir los balones de oxígeno, en los conos donde la gente sin dinero se organizaba para realizar una olla común, en las reuniones de las autoridades que no sabían cómo contener el avance silente del virus. Estuvimos acompañando a los equipos del Ministerio de Salud que recogen cadáveres, con las personas que repartían alimentos a los mendigos, recorriendo calles vacías a cualquier hora, en los enfrentamientos entre la policía y los desesperados comerciantes del Avelino, quienes pedían que les permitiesen abrir sus puestos. Estuvimos con los que desesperados tuvieron que retornar a pie hacia sus pueblos, de donde salieron con el objetivo de buscar un mejor futuro, pero que recibieron una realidad distinta sin trabajo y con el riesgo de contagio.
Los periodistas estuvimos en los lugares donde no nos llamaban, pero donde deberíamos estar. Muchos nos contagiamos del virus e incluso cinco colegas murieron luego de luchar en la cama de un hospital.
Este contexto de la pandemia, también puso a prueba a los periodistas en todo momento. En las redes sociales se difundía información poco fiable y que la gente creía como cierta pese a que no existían certezas de ello.
Es el caso de los remedios para combatir el covid-19, de los supuestos médicos que recomendaban fármacos como mejor les parecía. El periodista tenía que averiguar sobre estos datos con las fuentes oficiales y especialistas, para desmentirlos y no generar pánico ni desconcierto en la población, que de por sí ya vivía en tensión en sus viviendas.
El periodismo contribuyó desde su trinchera en la lucha contra el covid-19 y seguirá haciéndolo desde la calle, sobre todo en las situaciones tan complejas como ahora. Aquella donde todo puede suceder y muchos de los hombres de prensa, lo saben con certeza. ¡Feliz día a todos los colegas periodistas!
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