En el contexto actual resulta coherente y necesario recurrir a nuestros nobles e intelectuales hombres del altiplano, que de forma visionaria contribuyeron con propuestas para lograr el tan anhelado desarrollo del país. El presente artículo se sustenta en una institución del derecho constitucional relacionada a la participación ciudadana en el proceso de construcción de políticas públicas locales y el desarrollo local: la propuesta de re valorar y fortalecer el rijcharismo de Manuel María Núñez Butrón y el liderazgo colectivo, en especial el protagonismo y acción que deben asumir los pueblos y sus ciudadanos en su propio desarrollo. Es una condición necesaria liberarnos del colonialismo interno que nos han impuesto el centralismo y la plutocracia del país.
“Trilogía ciudadana desde el rijcharismo de Manuel Núñez Butrón”, es una propuesta para seguir conociendo los grandes aportes de nuestro ejemplar médico puneño, conocer su doctrina indigenista y su profunda vocación de servicio a la comunidad. Su vida es ejemplo de vocación de servicio, mística y sentimiento humanista hacia su comunidad y semejantes. Hoy más que nunca se necesitan servidores y funcionarios públicos honestos, íntegros y comprometidos con su pueblo, al mismo estilo de Manuel Núñez Butrón. El rijcharismo es una propuesta de política pública en el desarrollo local, es una reflexión colectiva necesaria, en momentos de tribulación estatal e incertidumbre social.
En poco tiempo, nuestro país cumplirá dos siglos de existencia como república libre e independiente; sin embargo, muchos confunden esa libertad con libertinaje. En fin, lo importante es que nuestra sociedad y los ciudadanos asumamos nuestra responsabilidad y dejemos de preguntar qué hizo la patria por nosotros y, por el contrario, respondamos qué hemos hecho los peruanos y peruanas por nuestro país.
En la actualidad, una gran dificultad de nuestra sociedad es la falta de ciudadanía con identidad cultural; creo que “nuestra mayor crisis como sociedad y país, es una crisis de ciudadanía”. Lo que hay es gente que nace, crece, se reproduce y muere, pero no hay ciudadanía, menos ciudadanos. De allí que, como conclusión, nos hayamos especializado y convertido en la sociedad de la queja, pues permanentemente buscamos culpables y responsables de nuestras vidas.
Fue Manuel Núñez Butrón quien, a inicios del siglo pasado, con una visión preclara, humanista, indigenista y socialista, propone a través del rijcharismo una forma diferente de encarar no solo la explotación y abuso de los hacendados y gamonales de la época, sino fundamentalmente nuestros complejos de clase social dominada y con prejuicios, sumida en la pobreza y miseria. Rijcharismo es una palabra quechua que significa “despierta”. Manuel Núñez Butrón nos propone un cambio de actitud como ciudadanos, dejar de quejarnos y asumir nuestra responsabilidad desde donde nos toque, porque no hay soluciones o recetas mágicas; lo que queda es trabajar muy fuerte como comunidad, en una sola dirección y una visión compartida de país. En todo este diagnóstico social, siempre fueron las zonas rurales y su población los más afectados, producto del abuso de los gamonales y de la indiferencia de algunos gobernantes cobardes y corruptos. Es justamente el rijcharismo un ejemplo vigente de lo que debemos ser como ciudadanos: preocuparnos no solo de nosotros, sino de los demás, en especial de los más vulnerables, que en la mayoría de las veces son las poblaciones rurales.
Entonces, la propuesta del rijcharismo está intacta y vigente, pues es honesta, real y ética, y porque sostiene que no hay desarrollo local sin participación ciudadana. En lo local, el desarrollo que anhelamos los pueblos se genera y se logra propiciando condiciones de participación y liderazgo de la propia comunidad; la ciudad que nos merecemos es producto de lo que hagamos. No hay ciudad y desarrollo gratuito.
Por ello, la Trilogía ciudadana desde el rijcharismo de Manuel Núñez Butrón promueve e incentiva que nuestros ciudadanos y ciudadanas se empoderen en el desarrollo de su pueblo, con humanismo, ruralismo y mucho compromiso social. Se trata de un cambio de actitud en base a valores sociales, culturales y éticos, como los que practicó nuestro ejemplar médico puneño. En conclusión, podemos afirmar que el rijcharismo fue y es una propuesta social y humanista de política pública participativa, gestada desde la propia comunidad, por lo que es importante recuperarla y ponerla en práctica. Gracias por su legado, Don Manuel María Núñez Butrón.
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