Centro de entrenamiento funciona con medidas sanitarias en el patio del domicilio de entrenador
Por: Roberto Rodríguez Pantoja
El béisbol es un deporte que se juega entre dos equipos de nueve jugadores cada uno en un gran campo cubierto por césped natural o artificial.
La finalidad del juego es golpear una pelota con un bate, desplazando la pelota a través del campo y correr por el campo de tierra buscando alcanzar la mayor cantidad de bases posibles hasta dar la vuelta a la base desde donde se bateó, y lograr anotar el tanto conocido como carrera.
Debido al covid-19 que derivó en la cuarentena, los niños de la Liga de Béisbol Infantil de Arequipa dejaron de practicar esta disciplina en la cancha el Diamante ‘Cayma Star’.
A causa de ello, los entrenadores y hermanos, Eduardo y Willy Lazo Álvarez adaptaron un espacio para la enseñanza de este deporte y con los protocolos sanitarios.
“Decidimos abrirlo para que los niños puedan entrenar. Las mamás nos comentaron que sus hijos querían practicar, estaban estresados”, indicó Eduardo.
Fue en el garaje de la casa de Eduardo Lazo en Alto Cayma, sector tres, donde se acondicionó el pasado 26 de julio un centro de entrenamiento, la Clínica de Alto Rendimiento de Béisbol Infantil.
“Hemos armado una jaula de bateo, está enmallada para que el niño pueda batear sin que la pelota se escape. Contamos con ejercicios de sogas, ayuda a tener fuerza para batear y sea más rápido, ejercicios de liga, para ejercitar la pierna y también hay una llanta de potencia para batear”, contó.
El characato agregó que en sus rutinas los infantes emplean dos aparatos. El Ab Coaster, para el movimiento de cintura; y la elíptica para el trabajo de piernas.
Desde el lunes pasado la clínica, que cuenta con 10 alumnos de 6, 8 ,10 12 y 13 años, se reubicó en el patio del mismo hogar y hay una pequeña sala amoblada donde los papás esperan y pueden observar a su hijo.
Los entrenamientos personalizados (una hora por niño) son de lunes a sábado desde las 07:00 hasta las 12:00 horas y de 14:00 a 20:00 horas.
Las medidas de bioseguridad se cumplen, contó el profesor de 29 años.
“El ambiente está desinfectado. Los niños se limpian la suela de las zapatillas en un trapo con lejía, se les echa alcohol o gel a las manos, así como a las pelotas y los bates. Usan mascarilla salvo en el bateo que se bajan un poco el tapabocas para respirar bien. La distancia de la jaula de bateo es 7 metros y cuando hacen ejercicios el distanciamiento es 4 metros. Al acabar todo se lavan las manos”.
Las sesiones cambian el rostro de los chicos. “Les ayuda bastante, los niños se sienten mejor”, aseguró Eduardo.
El pasado 25 de setiembre, la clínica organizó un concurso de bateo.
El ganador de la U12 recibió como premio un bate y el de la U6, un casco. A los ocho participantes se les obsequió una mascarilla.
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