Vistas del Cóndor por Amaru Cóndor Cueva
¿En qué momento se jodió el Perú?, se pregunta el marqués español Mario Vargas Llosa. El Perú se creó para joder a los peruanos. Mientras Pizarro y sus huestes proseguían su ruta trazada por la codicia, un “indio” les habló sobre un reino repleto de oro que se hallaba al cruzar un río llamado Virú o Pirú. No olvidemos que los españoles llegaron a América en busca de metales preciosos, y que esos metales serían extraídos por los “indios”, y que millares de ellos echarían su último aliento en la lobreguez mórbida de socavones coloniales. La visión del Perú como país minero es completamente colonial.
Antonio del Busto afirma que el prendimiento del inca Atahuallpa es un hecho del que no debemos alegrarnos ni lamentarnos, sino simplemente aceptar como un acontecimiento irreversible. El señor del Busto nos plantea una visión que se pretende objetiva fragmentando nuestra historia. El prendimiento de Atahuallpa no representa tan sólo la captura de un hombre, sino de todos aquellos pueblos que estaban bajo su poder. No se trata de un simple cambio de gobernante, sino de cómo un pueblo invasor se hizo amo de otros que se encontraban en plena crisis.
Es de vital importancia comprender que desde el momento del prendimiento del inca todas nuestras tradiciones y estructuras sociales comenzaron a desmoronarse para ser sometidas. Al fundarse el Perú se erigió un sistema que tenía como objetivo fundamental que las riquezas de estas tierras partieran rumbo a Occidente, como todavía en nuestros días parten. El Perú se creó como un sistema en que se impuso la idea de que el amo natural es el extranjero y que todas nuestras creencias eran y son simples aberraciones.
Es incuestionable que el agarrotamiento de Atahualpa determinó el encumbramiento de una ideología sobre los despojos de otra. La ideología que se imponía miraba el trabajo manual y agrícola con desprecio, mientras que los pueblos precoloniales levantaban templos agrícolas; el catolicismo repudia la tierra y la carne, por eso su Mesías no es engendrado por una relación sexual, mientras que entre los pueblos conquistados cada manantial era adorado con chicha y con sexo.
Yo abomino de la incursión pizarrista en nuestras tierras y de la captura del inca, porque desde ese momento nuestras tierras no pertenecen sino a un puñado infame de parásitos colonialistas que la ven como un recipiente de metales y petróleo, porque desde ese momento se nos ha ido inculcando el desprecio a nosotros mismos.
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