Ricardo Ayllon dirige el sello Ornitorrinco Editores. Es periodista cultural, escritor y editor
Ricardo Ayllón (Chimbote, 1969) es abogado por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM). Periodista cultural, escritor y editor, ha sido primer puesto en el concurso nacional de narrativa Cuentatón de Lima (2003) y ganador también del premio internacional de novela infantil Altazor (2014). Cursó la maestría de literatura peruana y latinoamericana y una complementación pedagógica en la UNMSM. Dirige el sello Ornitorrinco Editores.
¿Cuál es la función de la crítica literaria?
Hacer una exégesis, a través de métodos de interpretación actuales, de los diversos textos literarios. Pero, como un género más, debe ser también creativa e innovadora. Los críticos peruanos tienen el compromiso de proponer -en este sentido- metodologías propias, adaptadas a nuestra realidad estética, partiendo de una tradición que comprenda por ejemplo nuestra oralidad, andinidad y pluriculturalidad. De esta forma distinguiremos con mayor amplitud y sentido identitario nuestros textos creativos.
¿Cuál es el rol del escritor en una sociedad como la nuestra?
Se suele decir que un escritor debe limitarse a crear textos estéticos que produzcan emoción en el lector y nada más. Pero pienso que esta forma de ver al escritor se apoya únicamente en el plano creativo; existe, sin embargo, un plano extraliterario: el del intelectual, el del sujeto reflexivo que tiene un compromiso con su entorno. En este marco, el rol del escritor es difundir sus conclusiones acerca del proceso histórico de su sociedad, proponiendo salidas a los problemas que se presentan en esta; más aún en realidades como la nuestra, colmada de vicios y taras públicas.
¿A qué se debe la proliferación de premios literarios?
A que se está atendiendo el variado desarrollo creativo de nuestros escritores. Esto es un buen signo. Sin embargo, lo que se requiere ahora, más que cantidad, es conocimiento y seriedad en la organización de tales concursos, para lo cual son necesarios los comités consultivos integrados por personalidades que asesoren a los organizadores, quienes no deben basarse solo en buenas intenciones, sino en un trabajo con visión humana, amplia y sostenible, donde quepan todos los géneros, conceptos y representaciones de nuestra literatura.
Vallejo ni Oquendo fueron premiados, ¿por qué?
Porque tuvieron una trayectoria relativamente breve y, de cierta forma, trágica. Su presencia en nuestra escena literaria no pertenece a un tiempo en que se reconocía a los escritores en su total dimensión; además, la escena literaria de su tiempo era estrecha; ellos pertenecían al futuro, a una creación vanguardista que no se entendió en su momento. Por ello partieron a Europa, esperando que su propuesta creativa fuera entendida y mejor aquilatada; y su mejor premio fue el permanecer en el tiempo, constituyendo hoy un referente estético.
¿Cuántas clases de literatura hay en el Perú?
Básicamente, dos: literatura escrita y oral. Ambas moviéndose por caminos diferentes y quizá la escrita más atendida que la oral, pues se considera a veces que es la única que existe. Sin embargo, las dos están representadas por géneros que las hacen ricas y fascinantes. Nunca dejamos de descubrir los secretos de nuestra tradición oral y la forma en que alimenta a la literatura escrita con sus mitos, creencias populares, aportes idiomáticos y el legado de un riquísimo pasado que sostiene todo el espectro cultural peruano.
¿En qué medida la literatura contribuye a los cambios sociales?
En la medida en que toque temas que lleven a una profunda y determinante reflexión social, con libros que constituyan la plasmación de una necesidad de cambio de paradigmas y estructuras. Libros como los de Hesse, Orwell, Huxley, Vallejo, etc., donde el mensaje sea humano y universal, y que incluso inspiren el ser propuesto en todos los lenguajes del arte, como la música, el cine, el teatro, la danza, de tal modo que su proyección se sostenga en el tiempo y en las diversas culturas humanas.
¿Qué haría si fuera ministro de Cultura?
En primer lugar, simplificar el trámite de estímulos económicos por emergencia sanitaria para artistas y escritores, haciendo que se resuelva con el mínimo de requisitos y en el menor tiempo posible. Luego, sabiendo que el Perú se constituye por una importante cantidad de comunidades regionales –a las que no hemos sabido entender ni atender–, llegaría a ellas con un cúmulo de proyectos culturales como: bibliotecas comunales, talleres artísticos y literarios, y capacitación en gestión pública; proyectos que sean autosostenibles y que mejoren su calidad de vida.
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