Julio Failoc
Perú. Los argumentos de uno u otro lado son válidos a favor de la vacancia o la disolución congresal, pero no me queda la menor duda que se le ha dado en la yema de gusto al fachi-fujimorismo y al cerronismo, que buscan capitalizar con la crisis política. El silencio del presidente Castillo contribuye en ambas direcciones y no ayuda para nada a la gobernabilidad, por el contrario, la petardea.
El fachi-fujimorismo, los poderes fácticos con el eco de los medios de comunicación, principalmente los programas dominicales, no solo no le han dado la luna de miel a Castillo (que suelen dar a todos los gobiernos que recién inician), sino que los han petardeado desde el primer día de su mandato.
Les movieron las calles, les terruquearon a la mayoría de sus ministros y -a los que no podían- los acusaron de incapaces o de cualquier cosa, para ejercer el cargo, recordándoles a varios de ellos su pasado juvenil en la que se internaron en el monte a luchar por una causa que, en su momento, ellos creían justa. (…)
El libreto orquestado de los programas dominicales es más que escandaloso. Con la ignorancia supina han desempolvado los libros de Carlos Marx, Federico Engels, Lenin, entre otros, para darles su propia interpretación, con la clara intención de hacernos creer que con el presidente Castillo estamos camino al comunismo. Se han atrevido a resucitar a Sendero Luminoso y hasta acusar a varios de los ministros de pertenecer a esta organización criminal, dizque derrotada por el fujimorismo, para desacreditarlos y generar pánico en la población. (…)
En contraposición están quienes promueven la vacancia presidencial y sueñan con nuevas elecciones. Sin embargo, este escenario no es tan fácil como la ven algunos, porque la vacancia presidencial no solo exige los dos tercios del congreso, sino que también se necesita convencer a la mayoría de parlamentarios para que voten en este sentido a cambio de quedarse sin curul y sin posibilidades de reelección en los próximos diez años. En otras palabras, vacar al presidente también significa una autodisolución del Congreso.
¿Habrá la cantidad suficiente de congresistas que quieran renunciar a la paga de cinco años completos? Yo dudo que esto pueda suceder.
Por su lado, una vacancia no solo le conviene a los que sueñan con nuevas elecciones para asirse de la presidencia, sino también a don Vladimir, dueño de Perú Libre, que sueña con ganar la mayoría de gobiernos regionales y municipales del Sur y Centro del Perú, para de allí empezar a batallar con algo propio.
El presidente Castillo tiene la última palabra. Solo él puede desmontar esta patraña donde coinciden los termocéfalos de la derecha y la izquierda radical que sólo buscan saciar sus apetitos personales y de grupo.
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