Por Jorge Gámez Zúñiga
Camaná. La vida transcurría normalmente aquella tarde del 23 de junio de 2001 en el sur del país, en la provincia de Camaná, muchos pobladores realizaban sus labores habituales en sus centros de trabajo y otros se divertían como es costumbre en esta tierra, “pichangueando”, como suelen decir.
Los socios no se imaginaban que esa tarde marcaría sus vidas de la manera más trágica y serían sobrevivientes de un terremoto de grado 8.4 y posterior tsunami que cobró la vida de más de 23 personas.
El desastre se iniciaría a las 15:30 horas. “Yo estaba jugando pelota en la glorieta, el suelo se mecía y de pronto el agua del mar se recogió”, recuerda Leónidas Cusirramos Velásquez. Natividad Jiménez Quispe, que perdió a su esposo, recuerda: “Todos los vecinos corríamos, lo perdimos todo, busqué a mi esposo y al día siguiente lo encontré al pie de unos sacos de cebolla, estaba muerto, en la chacra de don Lucho Flores”.
Así como ellos, Rafael Quintanilla, Gilberto Justo Carnero, entre otros sobrevivientes de la tragedia, también recuerdan con dolor la fatídica fecha en la que un intenso movimiento telúrico sacudía Camaná. El diagnóstico real de tremendo remezón era de 8.4 grados en la escala de Richter, aunque según cifras “oficiales” señalaban 6.9 grados, evitando que se declare el estado de emergencia, afirman.
ABANDONO
Utilizado como balneario desde hace siglos, La Punta, luego de aquel tsunami, quedó abandonada por años. Las construcciones existentes sufrieron un progresivo deterioro que se intentó frenar con los esfuerzos de las autoridades locales.
Aquella majestuosidad que se veía en la playa camaneja quedó atrás, y a partir de esa fecha los escombros recuerdan año tras año el abandono en el cual cayó por la desidia de las autoridades y propietarios de viviendas que poco o nada hicieron para su recuperación.
Veinte años después, algunas calles del balneario, aún están llenas de escombros, cuesta caminar por ellas. Donde existían casas, alojamientos e inclusive climáticas de verano, aún abundan montículos de escombros y basurales.
En la actualidad, habría que agregar el litigio entre la familia Calderón Neyra con la municipalidad provincial de Camaná para dilucidar la propiedad de los terrenos, mientras esto está en el fuero judicial, los traficantes de terrenos hacen de las suyas en La Punta.
RECUPERACIÓN
A pesar de existir estos litigios por la propiedad de los terrenos, y las desavenencias entre la municipalidad distrital y la del centro poblado de La Punta, persiste el desarrollo de acciones para su recuperación.
Tanto la municipalidad provincial, distrital y menor, desarrollan trabajos para fortalecer las áreas verdes y mantener el circuito de playas en condiciones saludables.
“Es una etapa en que no podemos descuidar la limpieza en el balneario, atravesamos momentos críticos por la pandemia y debemos tener desinfectados todos los lugares que puedan albergar personas”, comenta la autoridad de Samuel Pastor, Sergio Jahuira Apaza.
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