Columnista: Irma Colquehuanca Usedo
¡La industria pornográfica es vasta! Es dañina, es perniciosa y severamente adictiva, pero, sobre todo, la pornografía es “gratis”, en el sentido estrictamente comercial. Porque, ha de saber usted, detrás de esas escenas coitales, llenas de lujuria y obscenidad, se esconde el más caro y siniestro mercado de trata de mujeres, niñas y adolescentes. Ellas son tratadas como pedazos de carne, con agujeros que necesitan ser llenados y atravesados, una y otra vez. Existe una escandalosa demanda de esta aberrante industria, razón por la cual miles de mujeres son explotadas sexualmente, orilladas por sus carencias, o peor aún, obligadas a descender hasta ese infierno, porque fueron secuestradas, timadas o engañadas, so pretexto de un trabajo “sencillo y rentable”.
Según cifras de Similar Web en el año 2017, Perú fue uno de los países que más pornografía consumió en Internet, al extremo que uno de cada diez sitios que visitan los usuarios -desde una computadora o un Smartphone– es un portal web pornográfico. Por ende, ¿qué nos haría pensar que nuestros incautos adolescentes no corran el riesgo de estar entre aquellos usuarios? Hace unos días atrás, el Ministerio de Educación, a través de su ministra Flor Pablo, le pedía perdón al país y asumía como error el hecho de haber osado colocar un enlace web en el material educativo; este enlace web aparentemente le recomienda al estudiante “los cuidados que debe tener al practicar un coito anal”, lo cual ha sido rechazado firme y tajantemente, por la gran mayoría de peruanos.
Tras la denuncia de este hecho, la hipocresía y cucufatería ha estado a flor de piel. Desde gente pidiendo la cabeza de la ministra, pasando por gente que se ha rasgado las vestiduras al enterarse de la existencia del sexo anal, hasta gente que ha pedido se quemen todos los libros del Minedu.
Con todas estas cuestiones disiento, íntegramente. Reparemos en el tema de fondo, que es el contenido del enlace, o sea “la pseudo pornografía”; no he escuchado ni leído a ningún fujimorista, simpatizante del colectivo #ConMisHijosNoTeMetas, o ciudadanos de a pie con postura conservadora y dogmática asumir: 1) Que hay una gran posibilidad de que sus hijos adolescentes [que en su gran mayoría “viven” en internet] ya hayan tenido acceso a pornografía y en consecuencia a imágenes sobre coito anal, hace mucho. 2) Que dado el grupo etario al que pertenecen los adolescentes, estos están sujetos a cambios de índole hormonal, lo cual conllevaría que busquen información sobre sexualidad en compañeros coetáneos a él o ella. 3) Que lo realmente aberrante es: la industria pornográfica y la explotación sexual de la mujer, lo que devendría en que nuestras hijas, hermanas o amigas, correrían el peligro constante de ser captadas o secuestradas por el mercado negro de trata de personas.
Pero no, la indignación no les alcanzó más que para pedir que la ministra renuncie, que se quemen los libros del Ministerio y se elimine el enfoque de Igualdad de Género. Podremos quemar todo libro “perverso”, todo video triple X, podremos incluso eliminar el enfoque de género e implementar una educación rígidamente cristiana; sin embargo, si no cultivamos en nuestra prole el auto respeto humano, la empatía por el otro y la defensa de la dignidad humana, así baje el mismísimo cristo, nada va a cambiar.
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