Por : José Luis Sarcco Moya*
Juan es un muchacho de 23 años, egresado de una de las universidades nacionales del país. Ha llegado a realizar sus prácticas preprofesionales en una de las empresas más representativas de la zona.
Juan tiene poca experiencia en su rubro, delante de él están profesionales que se conforman con el sueldo y el puesto que ostentan. Juan tiene muchas ganas de aprender, capacitarse y ejercer su profesión.
Los de mayor experiencia deberían ver en Juan un apoyo, pero lo ven como una amenaza, ven en él a una persona que los sacará de su zona de confort.
Sobrecargan las labores asignadas a Juan, lo hacen trabajar horas extra, domingo y feriados. Para colmo de males, Juan no recibirá pago por su trabajo, el motivo es que está en proceso de formación profesional.
La pobreza en la que vive Mario a sus 15 años, no le quita la ilusión que tiene en mente. Él está por acabar el colegio y lo mejor que hace es patear el balón. Entrena solo tres veces por semana después del colegio, en una cancha de tierra que colinda con la torrentera a espaldas de su hogar.
Mario tiene aspiraciones de ser futbolista profesional, sueña con jugar en el primer equipo de su ciudad; ha pasado evaluaciones para tentar esa posibilidad. Tiene un compañero de equipo, de clase económica acomodada, tiene entrenador personal que lo ayuda a mejorar la escasa habilidad que tiene para jugar al fútbol.
Mario y su compañero de equipo deben aportar un fondo económico que solvente los gastos de estadía de los jugadores de reserva en el equipo de la ciudad, esa disposición la dio la directiva del equipo.
La edad y el trabajo desgastaron la salud de don Pedro, un señor canoso de 75 años que cada mañana madruga al hospital de EsSalud para que le detecten una dolencia que lo aqueja cada vez que ingiere comida.
Don Pedro fue responsable, aportó en sus años de trabajo al fondo de pensión y salud. En una de sus citas, el médico le comentó que podría ayudarlo si acepta tratarse en la clínica privada donde labora el galeno, siempre y cuando, don Pedro acepte pagarle solo el 40% de la operación que EsSalud le ha programado para dentro de tres meses y así aliviar su dolor.
“Fair Play”, palabras extranjeras que significan ‘juego justo’ o ‘juego limpio’, normalmente se escucha hablar de ello en el fútbol.
Pero, nos hemos preguntado ¿jugamos limpio en nuestro andar diario? Acaso no es como meterle una zancadilla al rival cuando la ‘caserita’ del mercado te ‘trafea’ la balanza para robarte.
Peor aún, no merece irse expulsado el que maneja un automóvil y se pasa la luz roja. Y lo que es peor, no tendrían que estar suspendidos de por vida aquellos políticos que mienten, roban y matan solo por sus intereses.
Piensa y actúa de manera correcta y limpia, recordando que en esta vida estás de paso y que siempre llegará el pitazo final.
*Periodista de GOLPERU
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