Mariano Melgar. ¿Quién dijo que para ser bueno se tiene que entrenar en pasto o cancha sintética? Rodrigo Flores Villarreal es arquero del Club Cima, equipo que entrena los viernes y domingos en un canchón de tierra ubicado en el pueblo joven Atalaya, en Mariano Melgar.
Rodrigo tiene 8 años y juega para la Sub-10 del Cima. Hace más de 2 meses, Percy Jove, encargado de la docena de niños que entrenan en el sector de Atalaya, vio a Rodrigo esconderse bajo unas graderías cerca de su hogar porque sus padres lo buscaban para castigarlo.
Aquel día fue la primera vez que Percy tuvo su primer contacto con el joven portero. Luego de una corta conversación, Percy de 60 años invitó a Rodrigo a su academia Cima. De inmediato, Rodrigo le respondió que sí pero agregó que no tenía dinero para pagar una academia.
De rostro serio, pocas palabras y de gran corazón, así es Rodrigo. Pero en la cancha se transforma y se convierte en un líder. “Quiero ser futbolista”, menciona en voz baja el menor que no le teme enfrentarse a niños de mayor edad. Pese a entrenar duro durante la semana, el guardameta no descuida sus estudios. Actualmente cursa el tercer año de primera en el colegio Manuel Veramendi.
El admirador de Messi e hincha de FBC Melgar y sueña con crecer en el fútbol de la mano de sus compañeros Fabián, Matías, Álvaro, Andy, Edgar y Víctor. Ellos son un claro ejemplo de que no se necesita tener todo al alcance para ser mejores deportistas y, sobre todo, mejores personas.

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