El ícono representativo de los Juegos Panamericanos Lima 2019, “Milco”, aún no es entendido en su importancia cultural y arqueológica, y sin embargo ya es un souvenir deportivo.
La mascota del encuentro deportivo es una representación simplificada de un “Cuchimilco”, el cual es una estatuilla antropomorfa perteneciente a la cultura preinca Chancay.
El arqueólogo Walter Tosso Morales, especialista en esta civilización, explica que se trata de una figura femenina que se caracteriza por tener los brazos abiertos.
En su mayoría, fueron hallados en el interior de fardos funerarios, por tener los ojos rasgados y una corona. Según explica Tosso, se trataría de una representación de un personaje mítico.
El tamaño más grande que se ha encontrado es de 67 centímetros, y los más pequeños no superan los 12 centímetros. Estos objetos eran elaborados en cerámica, por medio de moldes de cuerpo entero, y en algunos casos, en partes.
“Similares piezas se encontraron antes como en la cultura Wari, pero con atuendos hechos a mano”, dice el experto. Así, resulta que el Cuchimilco data de hace más de 900 años antes de Cristo.
El investigador, que realizó una exposición en el museo Santuarios Andinos de la Universidad Católica Santa María, señala además que desde los años 20, estos restos fueron “huaqueados”, incluso por la clase alta de la capital de la república.
En los veranos, las familias acomodadas de Lima iban en tren a las playas de Ancón, y antes de llegar a su destino se detenían para hacer excavaciones, las cuales eran realizadas por sus empleados domésticos.
“Era como un deporte para la época, incluso de embajadores”, afirma el arqueólogo. Las familias le daban un uso ornamental a sus “trofeos”, y debido a esa connotación que se les dio, se hicieron populares las réplicas de los “Cuchimilcos” al igual que otras piezas arqueológicas.
Hoy, es usual encontrar en Lima a estas réplicas valorizadas desde 10 soles en las ferias de artesanías. El origen de la denominación, es sin embargo, un misterio.
Probablemente se deba a un término acuñado por un extranjero para referirse a la estatuilla, como todo resto arqueológico que recibió un nombre por los vendedores y compradores de la época.
La razón por la que estas figuras tienen los brazos abiertos también es desconocida. Para Tosso Morales, podría ser en representación de la posición en que se realizaban las ofrendas ceremoniales.
Revalorando al “Cuchimilco”
El arqueólogo narra que en un colegio de Huaral se realizó una “Arquedanza” en honor al “Cuchimilco”, en el que 30 niños se vistieron de la famosa estatuilla. Fue una manera simple y particular de revalorar la cultura, cuando nadie se imaginaba el poder que tendría luego.
En la 8va. Cumbre de las Américas, donde el Perú fue anfitrión el año pasado, se expusieron estas imágenes ante altos dignatarios, a través del museo Amano de Miraflores, que posee la más grande colección.
Para Walter Tosso, estos ejemplos lúdicos de representación de la cultura significan un valor agregado a la historia e identidad peruana.
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