Por Sergio E. Mostajo Cuentas*
Pasan los días, y el próximo proceso electoral, no está muy cerca, tampoco lejano; queda un buen trecho por andar, vivir y sufrir.
Hay empresas encuestadoras que cuando no tienen tema relevante, se ponen a trabajar sondeos que nos hacen viajar en el tiempo y nos ponen frente a las urnas de manera, exageradamente adelantada, incluso cuando un gobierno recién está empezando.
Desde mi punto de vista, es una grosera manera de presionar al nuevo o nuevos inquilinos de Palacio y del Congreso, les ponen una tensión innecesaria y siembran incertidumbre entre la ciudadanía.
Tampoco comulgo con aquellos ‘estudios’ de opinión, que ponen en lista los niveles o índices de popularidad.
Hay quiénes les llaman aceptación, eso también genera un clima incierto, si los números son negativos los convierten en blancos vulnerables y, por el contrario, si los números son positivos, los ensoberbecen, les hacen perder la perspectiva.
Lo peor del asunto es que estas empresas, por ejemplo, en cuanto a presidenciables, nos venden un ‘menú’ que ellas eligen a libre albedrío, ponen en vitrina a quienes les da la gana, incluyen en esas listas a personajes variopintos e increíbles, y poco a poco, a fuerza de ir repitiendo el plato, los llegan a convertir en potenciales candidatos.
Así, vemos ya, en el punto de partida, por cierto no tengo aun, nada contra ninguno de ellos, solo los cito; a Yeny Vilcatoma, Susel Paredes, George Forsyth, Walter Aduviri, Daniel Salaverry; entre los rostros nuevos.
Y a César Acuña, Julio Guzmán, Verónica Mendoza, Keiko Fujimori, Alfredo Barnechea y Gregorio Santos, entre los platos repetidos.
En algún momento tendrán que incluir a Antauro Humala y tal vez a Yamila Osorio.
Es posible que insistan también con convertir a Martín Vizcarra en ocasional animador de esta contienda informal, pese a que lo ha negado, no solo tres veces como Pedro, sino muchas más.
Pasa lo mismo en el ámbito regional, encuestadoras de dudosa seriedad y probada mala reputación están empezando a introducir nombres para elaborar su carta de ‘candidatos’ que podrían ser nuestros próximos representantes en el Congreso de la República.
Por allí he visto listas que incluyen a Alfredo Zegarra y Javier Ísmodes, entre los más conocidos y les siguen otros.
Seguro estoy de que muchos de esos personajes no aparecen de manera gratuita en esos listados; pero también que aparecen y aparecerán quienes sí merecen estar ahí, que tienen los méritos y pergaminos suficientes para convertirse en animadores de la próxima contienda electoral.
Queda acomodarse bien y esperar que se corra el telón.
Eso sí, no más electores ciegos, sordos y mudos.
*Periodista
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