Roger Tahua Delgado
Por estos lares estamos, de manera tangencial, pendientes del problema del valle del Tambo. A pesar de nuestros quehaceres absorbentes y nuestra rutina laboral agobiante, estamos pendientes.
De tal manera que lo que sucede en esa institución que algunos politiqueros llaman el primer poder del Estado, no llama nuestra atención y menos creemos que va a cambiar el rumbo al cual nos están llevando estos socios de Odebrecht y/o integrantes de los Cuellos Blancos. Sus trifulcas, entre comillas principistas, sus intercambios grandilocuentes solo nos hacen confirmar que ellos viven para otros intereses y, muy posiblemente, en otra realidad. Cada vez que escuchamos una decisión que han tomado, sabemos que esto no va a acabar si no es con su disolución.
Como están las cosas ya no queda duda de que el presidente Vizcarra este 28 de julio no tiene otra alternativa que anunciar en su mensaje de Fiestas Patrias, la convocatoria a nuevas elecciones congresales. No podemos estar dos años más gobernados por estas personas, cada cual más impresentable que la otra, que no tienen idea de lo que nuestro país necesita.
Solo basta escuchar a la señora Bartra, presidenta de la comisión de Constitución y darnos cuenta, como en las mejores obras de ficción, de que al parecer un conjuro detuvo el tiempo, presenciamos la versión recargada de Martha Chávez del fujimorismo que obviamente no es un halago. O volver a escuchar al señor Becerril, ese de pasado oscuro y delictivo, gritando, insultando y afirmando barbaridades cada vez que interviene. Ya la gente está tan hastiada que solo espera que se dé lo esperado: el cierre de este Congreso. El 28 de julio, no se equivoquen, es una fecha que la gente espera con expectativas. No es un discurso más que se tiene que dar. Todo lo que suceda después es de entera responsabilidad del señor Vizcarra.
Esa aparente calma de los reclamos ciudadanos en contra del Congreso no es de claudicación o derrota. Es la calma que espera la fecha límite. Apristas y fujimoristas cometen un error si creen que se van a salir con las suyas. Hay más de lo que se puede apreciar en el ánimo de las personas. Lo pertinente es darle una salida que nos permita avanzar como país.
Pero como buenos arequipeños, no nos metemos en pelea de gringos. Estamos más preocupados por nuestro valle del Tambo, en la cancelación de Tía María y en lo que este gobierno pueda hacer si no quiere repetir el ‘Arequipazo’.
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