Gorki Maquera
“Solo somos un instante en este lugar y debemos hacer que valga la pena”. Frases como estas me recuerdan la importancia de hacer sacrificios para materializar los sueños.
Nacida en Puno e hija de Wilma Arizapana y Miguel Mamani, ambos reconocidos atletas, Sofía Mamani lleva en sus venas la estirpe de los grandes campeones del atletismo. Su nombre completo es Sofía Isabel Mamani Arizapana.
A sus 17 años, cumplidos el pasado 29 de mayo, y con la serenidad y fortaleza de una mujer formada en el deporte, Sofía revela por qué corre: “Fue por la influencia de mis padres, yo los veía entrenar y luego, cuando empecé a ganar, pues dije: quiero dedicarme a esto“.
Cuando llegó a la Etapa Nacional de los Juegos Deportivos Escolares en la categoría A, ganó una medalla de bronce, y desde entonces quiso seguir cosechando preseas; solo el año pasado, cuando compitió en la Nacional de los Juegos Escolares en la categoría C (sub 17), logró la medalla de oro en los 3000, y plata en 1500 metros planos.
ENTRENAMIENTOS:
En el estadio, siempre con una sonrisa, narra que cuando tenía 12 años y dieron la partida, ella se cayó al piso. Disputaba, entonces, la Etapa Regional de los escolares. Este hecho, sin embargo, no la amilanó; se levantó y partió. “Ese año me caí muchas veces”, recuerda.
Sus entrenamientos los realiza todos los días desde las 5:00 hasta las 8:00 horas, y en las tardes desde las 16:00 hasta las 18:00 horas. Tener a su padre de entrenador es gratificante. “El atletismo es como una adicción, porque un día que no entreno es como si me faltara algo, no me siento bien y no es lo mismo”, afirma.
ENSEÑANZAS Y SUEÑOS:
“Creo que el atletismo me ha traído cosas buenas; te enseña a fortalecerte, a valorarte y a quererse uno mismo“, dice, añadiendo que este logro sirve para demostrarles a todos los peruanos que todo es posible, “porque si nos esforzamos podemos conseguir los mismos resultados, sin importar de dónde ni de qué país seamos”, acota.
Con mucho esfuerzo y disciplina, los sueños se cumplen, pero “no solo es querer, sino hacer; debo decirles a los jóvenes que, si sacrifican ciertas cosas, van a tener grandes recompensas”, añade, al tiempo que les recomienda perseverar, porque no todo el mundo nace sabiendo ni ganando, y para conseguirlo uno tiene que prepararse.
Su objetivo, ahora, es llegar a los Juegos Olímpicos, al igual que su madre; además, Sofía confiesa emocionada que admira a las hermanas atletas de Etiopía, Ejegayehu, Tirunesh y Genzebe Dibaba. “Algún día me gustaría correr junto a mi hermana Lucelia como ellas lo hacen”, revela.
VIDA NORMAL:
Pese a sus constantes entrenamientos, al igual que los demás, Sofía tiene una vida normal. “Tengo amigos, estudio, pero no puedo trasnocharme, salir se complica; pero creo que en vez de ir a fiestas puedo ir a entrenar y eso me hace sentir mucho mejor”, reflexiona.
17:16.59
Su padre, Miguel Mamani, fue el que la motivó a participar en los Panamericanos de Costa Rica. “Él me llevó al campeonato nacional de mayores y por eso me inscribió en los 1500 y 5 mil metros planos”, dice, agregando que tenía muchas dudas.
Antes de partir, reconoce que estaba muy nerviosa. “Yo sabía que las demás chicas tenían mejores marcas, pero me dije a mí misma que iba a dar lo mejor de mí; ya por la cuarta vuelta se empezaron a quedar, y estaba tranquila y en la última vuelta arriesgué”, confiesa.
Dejando atrás a la canadiense Anne Forsyth (17:20.66), que se llevó la medalla de plata; a la mexicana Mariana Martínez (17:30.49), que obtuvo la de bronce; Sofía consiguió llegar a la meta parando el cronómetro en 17:16.59 segundos, lo que le valió el oro en los 5000 metros planos.
“Cuando llegué a la meta, el locutor me dijo ‘gracias por quedar en primer lugar, porque tenía bastante ganas de escuchar el himno del Perú’”, declara. Además, explica que escuchar las sagradas notas le hizo sentir que todo el esfuerzo que realizó.
MOTIVACIONES:
La parte fundamental de todo esto es su familia. Así, emocionada hasta las lágrimas, Sofía dice: “Mi mamá ha llegado a los Juegos Olímpicos; además, pese a sus actividades, sigue entrenando. Yo no trabajo, no tengo hijos y digo que sí puedo lograrlo“.
Menciona que el deporte la relaja porque de niña era inquieta, pero al entrenar y hacer ejercicios se sentía tranquila. “El atletismo es todo para mí, porque me hace sentir orgullosa de mi familia“, sostiene.
Finalmente, cuenta que cuando no le iba bien en algunas pruebas, siempre terminaba llorando, pero sus padres le daban las fuerzas para seguir entrenando. “Creo que el ganar te eleva el autoestima”, concluye.
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