Salud mental en tiempos del covid
Por: María Del Carmen Medina
Los límites en el hogar ayudan a los niños porque les dan soporte y seguridad que necesitan de pequeños, asimismo los límites brindan claridad en el mensaje que se quiere proporcionar.
Poner límites u órdenes sin violentar es un gran reto como padres, cuidadores y educadores. A veces se puede sentir que las palabras se las lleva el viento, para eso se necesita una comunicación más efectiva y respetuosa.
Debes saber que:
Tus hijos necesitan que te puedas expresar con claridad y coherencia, poner un límite con una emoción no adecuada no es positivo, porque el mensaje no llega. Por ejemplo si se dice “¡no grites!” en un tono de voz alto; es decir gritando, el mensaje no se logra entender porque no hay coherencia.
Puede ser también que haya un exceso de dureza, por ejemplo si se hace esta pregunta ¿te quieres lavar los dientes? con un tono de voz serio y duro, no termina siendo una pregunta sino una orden autoritaria.
Para lograrlo:
Da órdenes claras desde el entusiasmo.
Frases como: “A lavarse los dientes”, se podrían escuchar muy duras o muy pasivas, la idea es que se mantenga la energía, los niños necesitan adultos con firmeza y claridad. Transforma el exceso de energía de la dureza en entusiasmo y sube el estado de ánimo muy pasivo. Esta técnica sirve en frases como: “A comer”, “a levantarse”, “salimos fuera”, “nos ponemos los zapatos”.
Una clave también es observar cómo se mueve nuestro cuerpo. Los mensajes que damos siempre van acompañados de nuestro lenguaje no verbal, este tipo de lenguaje habla más de lo que podemos decir. Si vamos a decir las frases anteriores con energía de entusiasmo, nuestra cara debe expresar esa emoción sino sería incoherente.
Transforma la dureza y la pasividad en firmeza para ser capaces de poner límites.
El secreto esta en la pausa, recuerda que menos es más. A veces se peca mucho en las explicaciones, mejor es hablar poco, exceso de verborrea hace que el niño escuche por un lado y se le vaya por otro.
Reduce el mensaje en la mínima frase: “Ahora no, aquí no”. La pausa pone un orden y da seriedad.
Finalmente, sé consciente de los mensajes que das y observa tu lenguaje no verbal.
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