Voleibolista, Jimmy Fajardo, ostenta el primer grado de bombero, siendo su otra vocación
Por: Roberto Rodríguez Pantoja
A los 15 años, el characato, Jimmy César Fajardo Mamani, se forjó en el vóleibol, deporte predilecto en el que recostó sus sueños para ser feliz.
Vistió las sedas del Idunsa, Unilever (Lima), donde jugó el sudamericano de clubes en Chile, Club Internacional, Deportivo Juan Pablo, su actual club con el que ganó dos regionales y tres distritales.
El atacante central integró la selección de Arequipa que participó en los juegos trasandinos de Chile 2014 y Perú 2016. En esta última edición, siendo capitán, el sexteto mistiano se colgó la medalla de bronce, la primera de su historia para el vóley masculino.
Además, Fajardo, quien el próximo año egresará de la carrera de Tecnología Médica en la Universidad Alas Peruanas, militó en la preselección nacional en 2015 y 2016.
Nueva faceta
La voluntad de servir a los demás nació dentro de él.
“Desde chico miraba a los bomberos como personas de mucho valor. Cuando crecí me di cuenta que podía aportar a mi comunidad, es así como mi deseo de servir se pudo realizar”, reveló.
El arequipeño de 22 años descubrió también su vocación de bombero, tras una convocatoria en verano de 2017.
“Gracias al vóley conocí a Gaby y Renzo, una pareja de esposos, quienes me avisaron de la convocatoria, además de darme aliento para llegar a ser bombero”, acotó.
El deportista pasó por varias etapas para llevar el grado de seccionario en la Compañía de Bomberos Jacobo Hunter N°-241.
“Hace tres años empecé, primero como postulante por un año, después como aspirante, donde ingresé a la escuela de bombero en julio del año pasado y terminamos en febrero. Ahora ya tengo el grado de seccionario, el primer nivel de bombero”, reveló.
No fue un camino fácil. El joven que portó en Arequipa la antorcha de los Juegos Panamericanos 2019 emplea más su tiempo al servicio.
“Lo difícil es mantener una vida normal, nuestra vocación hace que estemos la mayor cantidad de tiempo en servicio. Hay que estar más en el cuartel y a veces dejamos de compartir tiempo con amigos, familia o hacer otras actividades”, aseguró.
Esa primera vez que le tocó socorrer a alguien fue imprevista. “En noviembre del2019 tenía un partido y cuando llegué al coliseo Padre Pozzo veo que un balón impacta a una señora que perdió el conocimiento. Le brindé los primeros auxilios, la unidad del cuerpo de bomberos pudo trasladarla al hospital.”, narró.
Ser voleibolista y bombero le dejó lecciones a Jimmy. “La perseverancia y la disciplina es fundamental para hacer bien las cosas. Aprendí que hacer lo que más le apasiona a uno vuelve feliz la vida y da un propósito más para vivir y servir”, señaló el deportista.
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